jueves, 19 de junio de 2008

Fracasó el paro patronal de la CGT


El cese de actividades de Moyano no fue un paro desde su concepción. Las directivas de los gremios, en lugar de reunir a los delegados y asambleas de trabajadores, corrieron presurosas a reunirse con las cámaras patronales de cada sector para pedirles la venia. En el propio gremio de camioneros, Moyano gestionó ante las patronales la autorización de salida hasta tres trabajadores por delegado con el día pago. En numerosos bancos o sucursales de poderosos bancos, como el Galicia, hubo asueto patronal. La burguesía y la burocracia sindical operan sobre la base de un acuerdo que busca excluir al piqueterismo oficial y a otras subsidiarias no pejotistas del armado gubernamental, y para ‘recentrar' al gobierno hacia posiciones de ‘menor confrontación'.
En la UOM se procesó, en realidad, una crisis política. La directiva se resistió a convocar al acto, hasta que llegó la delimitación de Kirchner respecto de D'Elía y el desagravio a Duhalde en la conferencia de prensa. Aunque llegó la adhesión formal de la UOM no ocurrió lo mismo con los concurrentes: ni siquiera se movió la totalidad de los cuerpos de delegados. Hubo seccionales, como Quilmes, donde se movieron 50 de los 270 delegados de la seccional.
En las fábricas y talleres metalúrgicos no hubo la menor tendencia natural a concurrir y lo mismo sucedió en el gremio gráfico: el sindicato llamó formalmente a asistir, pero no fue nadie. En Interpack I la asamblea general se pronunció contra el paro, denunció a los dos bloques patronales en disputa y reclamó un doble aguinaldo y la reapertura de paritarias.
Foetra Buenos Aires fue escenario de una batalla política. La directiva convocó al "cese" y a la movilización, alegando la "actitud desestabilizadora a través de los cortes de ruta" y la "defensa del salario", pero, como el resto de la burocracia sindical, hizo un acuerdo con las telefónicas para evitar el descuento del día mediante un permiso; el procedimiento revela la intimidad de las relaciones del sindicato con estos pulpos. Así las cosas, la directiva salió a realizar asambleas en los lugares críticos, donde se asienta la oposición, haciendo eje en el respeto a la "organicidad". El fracaso fue mayúsculo: perdieron en las asambleas de Libertad y de Culpina. De este último edificio concurrieron al acto oficialista dos personas, del otro un puñado; del edificio Golf tampoco fue nadie, lo mismo pasó en el edificio de Defensa y también en el del 112. Del enorme contingente de más de doscientos compañeros de Arnet de Telecom fueron sólo algunos delegados ligados al aparato. La base de Foetra le dio la espalda al acto del gobierno a pesar del esfuerzo de la directiva.
El cuerpo de delegados del subte tuvo un rico debate político luego de haber resuelto no parar ni concurrir al acto. Llegó a debatirse la idea de un pronunciamiento obrero independiente de los dos bandos en pugna, el gobierno y la patronal agraria, que no prosperó por la posición de un delegado de Patria Libre, que planteó concurrir al acto y apoyar al gobierno, y la falta de voluntad de los ex integrantes del MIC. Una nota de interés fue la posición de Néstor Segovia y otro compañero ligado al MST, que tomaron distancia de la posición de su partido y plantearon una posición de independencia de clase.
En resumen, el gobierno hizo un acto sin la clase obrera. No avanzó en alinear a los activistas y a los luchadores con el gobierno; en los grandes gremios del movimiento obrero fue una movida de aparato obrero-patronal sin ninguna corriente popular genuina. Los trabajadores observan con desconfianza a ambos bandos y crece la bronca por la inflación, los bajos salarios y el desabastecimiento.

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