sábado, 28 de junio de 2008

NI CON EL CAMPO NI CON EL GOBIERNO POR UNA ALTERNATIVA INDEPENDIENTE DE LOS TRABAJADORES


Los feriantes del Parque Centenario en lucha nos declaramos ni con la oligarquía del campo ni con el gobierno nacionla, ya que dicha pelea es por el reparto de las grandes ganancias, mientras bolsillos de los trabajadores se ajustan día a día cada vez más.Sabemos que si gana el gobierno o el campo la pagamos los trabajadores. Los feriantes del Parque Centenario somo victimas y testigos de una inflación galopante, salarios congelados y suspensiones laborales, viendo semana tras semana como crece en decenas la feria, tanto de compañeros ocupados como desocupados. Ante la actual crisis politica y financiera de caracter nacional e internacional llamamos a construir una alternativa independiente de la clase obrera. Por un salario minimo igual a la canasta basica familiar y la eliminacion de todos los impuestos al consumo.Dicha delcaración fue redactado y votado por mas de 50 compañeros feriantes reunidos en el plenario general el día miércoles 25 de junio de 2008.

Asamblea de Feriantes del Parque Centenario en Lucha

¡¡GRAN PLENARIO DE FERIANTES DEL PARQUE CENTENARIO!!


El día 25 de junio del 2008 nos reunimos en plenario más de 50 compañeros feriantes, donde se abrió un gran debate político, sobre los acontecimientos actuales. El debate fue muy bueno ya que participaron la mayoría de los concurrentes manifestando su opinión y en su gran mayoría coincidimos ni con el campo, ni con el gobierno, pero si con la clase obrera, buscando la unidad de toda la clase por una alternativa obrera y socialista (ver declaración política).
Después de cuadro años de gran lucha y varios intentos de desalojos, y una tenaz y férrea resistencia por defender nuestros lugares y puestos de trabajo logramos por primera vez elegir, en una elección democrática, el cuerpo de delegados, de los cual se eligió ocho compañeros y un delegado general.
Luego de culminar el plenario se realizó una cena de camadería de lo cual salimos convencidos que la lucha que venimos llevando no es en vano sino es el camino hacia la victoria.
Te invitamos a que nos acompañes en esta lucha.
La única lucha que se pierde, es la que se abandona.

Asamblea de feriantes del Parque Centenario en Lucha

LAS DOS CARPAS DE LA ABUNDANCIA



En los imos años, los "acampes" fueron un instrumento de la lucha popular y, en especial, de la piquetera.
Las "carpas" del Congreso son exactamente lo contrario: son mediáticas y fueron instaladas para defender intereses capitalistas.
La carpa del "campo" defiende una mayor rentabilidad para los pools de siembra y los capitalistas agrarios, a costa de los consumidores y trabajadores.
Las seis de los piqueteros "K" defienden a un gobierno que paga la deuda externa y gasta 12.000 millones de dólares en subsidiar el tipo de cambio para beneficio de los monopolios exportadores.
Las carpas, dicen, pretenden apuntalar la "discusión parlamentaria del conflicto con el campo".
Es verdad, son la expresión de una división de la clase capitalista y de una crisis política.La expulsión de Urquía de la comisión de presupuesto del Senado por orden de Cristina Kirchner marca un tambaleo del frente político oficial.
De todos modos, esa discusión no existe: hay un intenso ejercicio de presiones por parte de los grandes grupos capitalistas y de las principales trenzas políticas que los representan.Los acampes populares son, siempre, hostigados o perseguidos por la fuerza pública.
Estas carpas, en cambio, corrieron otra suerte: la del ‘campo' cuenta con el permiso de Macri; las del gobierno con la protección de la Federal.
¡Qué distinto fue el ‘tratamiento' que recibieron los trabajadores del Casino, los cartoneros de Belgrano, las cooperativas de vivienda porteñas o los vendedores ambulantes!
El pueblo mira, con sorna y con bronca, a estas carpas que cuestan 7.000 pesos de alquiler diario.
Mientras sigue esta pelea entre las "carpas de la abundancia", la canasta popular ha subido un 15 ó 20%.
Los trabajadores necesitan otro rumbo: intervenir en esta crisis con una política propia.
Para esto tenemos que organizar reuniones, plenarios y asambleas, y sacar pronunciamientos.
Hacer un recuento de fuerzas para salir a manifestarnos en forma independiente por nuestro programa: nacionalizar el comercio exterior, los puertos privatizados y la gran propiedad agraria; abrir los libros de las empresas capitalistas y luchar por el control obrero de los grandes monopolios; imponer un salario igual a la canasta familiar para los trabajadores y los jubilados de la ciudad y del campo.

Parió la abuela



Cuando ya creíamos haber visto de todo en el conflicto del agro, cinco diputados nacionales, acompañados por el ex diputado Mario Cafiero, salen con un planteo que apunta ostensiblemente a legitimar el lock-out de la patronal sojera. En el bloque neonato tenemos de todo. Tres de ellos, Lozano, Macaluse y Verónica Benas han defendido siempre las retenciones a las exportaciones agrarias y mineras, e incluso la necesidad de elevar el porcentaje de ese impuesto a partir del crecimiento en flecha de los precios internacionales de las materias primas. Otros dos, el entrerriano Garbino y el socialista Viale, por el contrario, han apoyado la movida de la patronal sojera y, por lo tanto, el planteo de derogar los aumentos establecidos en la resolución 125. Finalmente, tenemos a un ex diputado, Mario Cafiero, que ha empeñado su tiempo en investigar las maniobras de las exportadoras para defraudar al fisco en el pago que deben hacer de los impuestos a la exportación en su condición de agentes de retención y, por sobre todo, en el empeño por demostrar que esta defraudación "la paga el campo". Es decir que, cuando los campos parecían definitivamente delimitados, apareció una convergencia de posiciones antagónicas, o el parto de la nona. De todos modos, en un artículo que el diario Crítica se negó a publicar pero que puede leerse en la página electrónica de Prensa Obrera , habíamos anticipado hace tres semanas que Lozano estaba coqueteando con la posibilidad de cambiar de campo.
El lunes pasado, este bloque denunció, precisamente, que la defraudación al fisco por parte de los exportadores es "pagada por los productores"; y no solamente esto, sino que aseguraba que "los más débiles (calificativo que aplica a la patronal sojera en su conjunto) pagan la retención real y los más fuertes siguen evadiendo los costos" (Crítica, 24/6). Después de largos cien días de crisis, el bloque nos presenta la novedad de un movimiento agrario que se insurge contra las multinacionales no movido por el interés de acaparar la mayor parte posible del alza de los precios internacionales a costa de los consumidores. Lo curioso de todo esto es que las supuestas víctimas de las maniobras de las exportadoras, los sojeros, no habían advertido el hecho durante tres largos meses, ni tampoco el experimentado cuarteto (o quinteto, según se lo mire) que las representa. En ningún momento se los escuchó pedir la devolución del dinero que les sustraen los exportadores sino exigir, insistentemente, que se bajen las retenciones a los niveles que existían al 11 de marzo pasado; o sea, quedarse con la totalidad del aumento de los precios internacionales.
Que los pulpos exportadores defraudan al fisco ha sido establecido en forma irrefutable, en primer lugar por el insospechable Martínez Raymonda, el demócrata progresista que fuera embajador de Videla en Portugal. Fue él precisamente quien presentó un proyecto de ley para que se privara a los exportadores de la posibilidad de declarar ventas de granos al exterior sin haber antes comprado la mercadería. El cese de esta operatoria pondría fin a la maniobra de fijar, antes de que hubiera una compra-venta, tanto la tasa a pagar por retenciones como el precio de la mercadería objeto del impuesto. Esta maniobra permitía a los exportadores anticiparse a la suba de las retenciones e incluso a la del precio de los productos gravados por ellas, y pagar al fisco, al momento de concretar la operación, un monto retenciones considerablemente menor al que les hubiera correspondido. Es así que cuando las retenciones subieron del 27,5 al 35% y ahora al 44/46%, el Estado, sin embargo, sólo recaudó el equivalente a un 23,4% del total exportado, porque los exportadores pagaron retenciones incluso inferiores al 27,5%, más la yapa de la evasión impositiva. Lo único que impide calificar a esto como una defraudación es que las declaraciones anticipadas se encuentran aún hoy legalmente autorizadas.
La novedad que introduce el neobloque es su afirmación de que esa defraudación produce una transferencia del agro a la exportación, lo que convierte al movimiento de la patronal agraria en poco menos que antiimperialista. No es así: se trata de una transferencia del Estado, que hubiera debido recaudar una suma mayor, a los monopolios exportadores. Si el exportador liquidara correctamente el impuesto, o sea a la tasa vigente en el momento en que efectivamente compra el grano, la recaudación no iría al patrón sojero sino a la Afip. Con la estafa el capital agrario no pierde nada, salvo que se pretenda que al patrón sojero se le descuente también la tasa de retención vigente con anterioridad a la venta de su grano. Estamos ante una estafa, y qué estafa, no a la clase explotadora del campo sino al pueblo, porque aumenta la carga fiscal del resto de los contribuyentes en el sostenimiento de las finanzas públicas. Estamos ante un tipo de estafa que también practican con destreza los chacareros y terratenientes cuando pagan el impuesto inmobiliario rural sobre la valuación fiscal de la tierra y no sobre su precio de mercado, que en la provincia de Buenos Aires es ¡80! veces superior. Es legal, pero igualmente una estafa. Es natural que los agrarios no hubieran ventilado la estafa legal de los exportadores, por aquello de que entre bueyes no hay cornadas.
De todos modos, nadie ignora la competencia desigual entre el monopolio y la patronal de menor capital, en todas las ramas de la economía. El monopolio impone condiciones a la hora del financiamiento, ejercita una concurrencia ruinosa y tiene mayor capacidad para aprovechar las oscilaciones en los precios. Esta situación produce un conflicto permanente, que es estructural al capitalismo. ‘Nuestros' chacareros, sin embargo, han aprendido rápido, pues ahora tienen almacenados más de 30 millones de toneladas de soja en los silos-chacra a la espera, no solamente de que el Congreso reduzca las retenciones, sino a la espera de que siga aumentando el precio internacional. El flamante neobloque de los cuatro más uno no parece haber reparado que esta maniobra ‘chacarera' priva al Estado y a la economía de una suma enorme de impuestos y de divisas. La única explicación para esta duplicidad metodológica quizás sea que huelen que el viento está cambiando de dirección.
Volviendo a Martínez Raymonda, su proyecto para que solamente se reconozcan las retenciones y los precios vigentes al momento de efectivizar la compra-venta fue desvirtuado en el Senado por un amigo de los Kirchner, el mandamás de Aceitera General Deheza, que explota la soja y la exporta también. Alberto Ferrari Etcheberry, quien fuera presidente de la Junta Nacional de Granos (disuelta por Menem), había denunciado ya, a mediados de marzo pasado, que Urquía, el ‘amigo' en cuestión, había enmendado el proyecto Raymonda para permitir que las exportadoras pudieran congelar, mediante simples declaraciones de ventas, ya no las retenciones pero sí el precio del grano. Para dar un ejemplo: las ventas que declararon las exportadoras a principios de año deberían pagar hoy el 45% de retención, no el 35% de aquel momento, pero sobre el precio de entonces, que era de alrededor de 380 dólares, y no sobre el corriente, que supera los 500 dólares la tonelada. De este modo obtendrían una ganancia indebida de 122 dólares sobre cada tonelada, o sea 1.700 millones de dólares sobre los 14 millones que habían declarado sin que las tuvieran en su poder. Se trata de una estafa al fisco, no al ‘productor', al cual las exportadoras le pagarán el precio que pacten, nunca el que figura en la declaración jurada. En un texto que se llama "La oligarquía ya no existe", que es de por sí toda una definición, Cafiero asegura que "las retenciones móviles habrían (sic) sido dictadas en directo beneficio de los exportadores de granos", en otra manifestación de la tesis de que estaríamos asistiendo a un levantamiento agrario ‘nacional y popular'. Según Cafiero, el gobierno habría establecido el aumento de las retenciones para bajar el precio interno de los granos y evitar pérdidas a las exportadoras, que habían asumido compromisos de venta a precios menores a los corrientes al momento de concretar la operación. Sin embargo, las retenciones móviles no aumentaron al punto de anular el aumento de los precios internacionales. Al mismo tiempo, es difícil imaginar que un pulpo exportador comprometa por adelantado un precio de venta en un mercado de precios en alza sin haberse asegurado un precio de compra; más difícil todavía es suponer que la misma torpeza la cometieron los 70 grupos de exportación listados en un documento del flamante bloque.
Este neobloque peculiar (cuyos miembros no renuncian a seguir en los bloques por los cuales fueron electos, y por lo tanto a practicar una doble lealtad), tampoco advierte que el fraude de Urquía, que congela el precio sobre el que se aplican las retenciones, ofrece un poder negociador a los añorados chacareros, no hablemos de los que ocupan los lugares superiores de la patronal sojera. Es que una diferencia de 122 dólares por tonelada, a costa del fisco, es algo cuyo reparto cualquier vendedor de soja va a reclamar al comprador, o que el comprador puede usar como señuelo para asegurarse el abastecimiento en tiempo y forma. Los diputados en cuestión denuncian muy bien, aunque confusamente, las tropelías especuladoras de los exportadores, aunque lo hacen para levantar los blasones del capital agrario. Se olvidan de que la propia producción agraria es, objetivamente, altamente especulativa, por la extensión de su ciclo: los sojeros, por ejemplo, sembraron cuando el precio internacional era la mitad del actual y cosecharon cuando era un 30% inferior. A su modo, ‘congelaron' un costo de producción en un mercado de precios en alza. Esto no va a parar a los ‘pibes' que son objeto rutinario de lamento de Lozano y De Gennaro, sino al bolsillo de los capitalistas del agro y de los pool de siembra. Si el remedio a la exacción contra el agro que cree ver Cafiero es, como se deduce de su planteo, volver a las retenciones del 35%, la patronal sojera obtendría una mayor porción del precio internacional. Los exportadores seguirían defraudando al fisco, reteniendo el mismo 35% pero siempre sobre los 380 dólares, no sobre los 550 de la última cotización. El 9 de Julio podríamos celebrar el día de la patria sojera y cambiar San Miguel de Tucumán por Rosario, Paraná o Pergamino.
Como lo ecuánime no quita lo valiente, digamos, para terminar, que los autodesignados intelectuales que sacan cartas para apoyar al kirchnerismo y sus secuaces, los ‘economistas de izquierda', se empeñaron muy bien en ocultar el maridaje del gobierno ‘nacional y popular' con los pulpos exportadores, que históricamente han sido la punta de lanza de lo que aquéllos llaman la "restauración conservadora".
Es más claro que nunca que la clase obrera no debe ir a la rastra de ninguno de estos bandos capitalistas, que por otra parte están buscando desesperadamente un compromiso a costa de los trabajadores. Después de todo, no son tan tontos como para no darse que cuenta de que si siguen desestabilizando el proceso económico y agitando el político, en la puerta los vuelve "a esperar (como dijo Engels) el verdugo".

La lora de Marx


Cristina Kirchner estuvo muy oportuna cuando citó a "un señor" que había dicho, 160 años antes, que la historia, cuando se repite, produce una versión deslucida del original. La Presidenta, así lo supuso bastante gente, pretendía, al compararlo con el golpe de 1955, ridiculizar el intento golpista que el oficialismo le atribuye al campo. A la señora ni se le ocurrió que, de este modo, ella misma estaba poniendo en ridículo la acusación del kirchnerismo contra la patronal sojera y la oposición parlamentaria. Cristina Kirchner resultó víctima, así, del propio dicho que estaba citando, convirtiéndolo en una copia farsesca de la observación original del "señor", o sea Carlos Marx. Marx, por el contrario, sí tuvo ese cuidado, como se ve en que le dio un toque genial a un concepto elaborado mucho antes por el filósofo alemán Hegel. Hegel no había advertido, señaló Marx, que lo que se repite se descalifica.
De todos modos, la Presidenta estaba cometiendo una segunda torpeza. Porque varias semanas antes, el presidente de CRA, Mario Llambías, le había observado al gobierno que "el campo no es la Unión Democrática y el matrimonio Kirchner no es Perón y Evita". El sayo le cae al gobierno y a su jefa, que están protagonizando una indudable farsa. A la Unión Democrática del "campo", le falta en la actualidad la presencia de la Unión Industrial, la Asociación de Bancos y la Cámara de Comercio y del Partido Comunista, que apoyan al gobierno, y al matrimonio que votó la privatización de YPF y que confiesa gastar 12.000 millones de dólares para sostener la devaluación del peso y subsidiar a los monopolios exportadores, le falta además el apoyo activo y hasta el interés político de los trabajadores. En la Unión Democrática del "campo" está, ahora, el PCR. El acto oficialista del miércoles 18 en Plaza de Mayo es bastante más que una farsa cuando se lo coteja con la movilización espontánea de los trabajadores que fueron a ese mismo lugar cincuenta y pico de años antes para enfrentar el bombardeo de la Marina gorila.
Marx, sin embargo, no era de aquellos que creen que cuando abren la boca están emitiendo una ley histórica. Era, además, metódico, o sea dialéctico. Sabía que una afirmación se puede convertir en su contrario. Marx ridiculizaba, mediante una analogía histórica las pretensiones de Luis Bonaparte, que se había convertido en emperador de Francia cincuenta años después que lo hubiera hecho su tío, Napoleón. Pero con mayor seriedad comparaba a las masas que se insurgían de nuevo en Francia, luego de medio siglo de retrocesos, en 1848, con las insurrecciones que jalonaron la revolución francesa a partir de 1789, para señalar que la repetición del ‘modelo' original solamente podía conducir a nuevas derrotas. Que no se trataba de volver a la ilusión de darle un contenido social a la República burguesa o de aceptar la dirección de la pequeña burguesía, sino de tomar la dirección de la revolución para destruir la máquina del Estado capitalista. Hizo una de las observaciones más críticas de toda su vida, a señalar que "el pasado oprime como un peso muerto el cerebro de los vivos".
Tres cuartos de siglo más tarde la historia volvía a repetirse, pero esta vez no como la farsa que había detectado Marx sino como una tragedia sin parangón en la historia. Porque Hitler no es otra cosa que los napoleones y bonapartes de la época de la decadencia del capitalismo, de la completa pudrición de este régimen de explotación y opresión sin parangón. Le tocó a Trotsky destacar este fenómeno, incluso anticiparlo; es decir, superar la expresión reiteradamente citada de Marx. En una analogía incomparable compara a la pequeña burguesía conservadora y timorata que en 1848 pedía la represión de las barricadas obreras (los piqueteros de entonces), como describe marx en el 18 de Brumario de Luis Bonaparte, porque obstaculizaban el tránsito peatonal de su clientela, con la pequeña burguesía arruinada y desesperada de los años '30 que reclamaba mucho más que el despeje de la calle. La señora que le tocó a la Argentina como Presidenta se olvidó que entre el '55 y el golpismo que ahora le adjudica a sus socios del "campo" medió, en 1976, un golpe que no tuvo nada de farsa. El problema histórico de la humanidad no es ya que la historia se repita como farsa sino que no se convierta en barbarie capitalista. Estos son los términos de la cuestión.

A TREINTA AÑOS DEL MUNDIAL 78: Un carnaval fúnebre


¿Cuánto tiempo tardó esa pelota en viajar desde el pie izquierdo de Rob Resenbrink hasta el palo derecho de Fillol? ¿Cuánto, hasta que rebotó en el poste y volvió mansa hacia el medio del área para que Gallego la mandara al corner? Un poquito más a la derecha y se derrumbaba el armado de esa mascarada tétrica, de ese carnaval fúnebre que fue el Mundial 78.
Seguramente, como dice Juan Sasturain, mientras aquella pelota iba de rastrón hacia el palo, "los culos de Videla, Agosti y Massera fueron los más apretados del planeta".
Para llegar a ese momento de culos apretados, los militares no habían ahorrado dinero ni sangre; ni siquiera la propia, porque hasta se mataron entre ellos.
Por ejemplo, el 21 de agosto de 1976, el titular del Ente Autárquico Mundial 78, general Omar Actis, debía explicar en conferencia de prensa los detalles del proyecto de organización del campeonato. No pudo ser porque dos días antes, a las 9:30 del 19, cuando salía de su departamento en Wilde, le partieron el cuerpo con varias ráfagas de metralla.
Actis vivía en jurisdicción operacional de una "subzona" de la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma), y ese día la policía provincial no le había mandado personal de custodia. Es decir, hubo "zona liberada". Después aparecieron unos panfletos firmados por un "Ejército Revolucionario Montonero", que se atribuía el atentado. Ese grupo, por supuesto, no existía ni había existido nunca. Tiempo más tarde, los servicios de inteligencia del Ejército dejarían trascender que a Actis lo había matado la Marina.
Así empezaba a resolverse la pugna de un sector del Ejército con la Armada, por el control y el presupuesto del Mundial. Actis y algunos miembros civiles de la banda gobernante, como Juan y Roberto Alemann, querían moderar los gastos. En cambio, Massera, el almirantazgo y la facción del Ejército que respondía a Videla pretendían que el Mundial se pareciera a los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936, de modo de incrementar el negocio (casi 800 millones de dólares de la época, cuatro veces más de lo que costó el Mundial de España en 1982). Además, si todo el imperialismo y la gran prensa burguesa del mundo habían elogiado tanto a Hitler por aquellos Juegos, ¿por qué no sucedería lo mismo con la dictadura argentina?
Ganaron los faraones, pero la pelea prosiguió hasta último momento. Así fue que, en la noche del 21 de agosto de 1978, casi al mismo tiempo en que Leopoldo Luque marcaba el cuarto gol argentino de aquella sospechosa goleada al Perú, una bomba estallaba en el domicilio del secretario de Hacienda, Juan Alemann. También ese atentado fue atribuido a Montoneros, pero, se sabe, los Alemann nunca fueron gente discreta y, hecho una furia, la víctima del atentado acusó directamente a Massera.
Tal era la mafia que gobernaba la Argentina por cuenta de la Sociedad Rural, la Cámara de Comercio, la Unión Industrial, el Departamento de Estado y el "Consenso de Washington".
Terrorismo internacional
Dos días después del golpe, el 26 de marzo de 1976, llegó a la Argentina una delegación de la Fifa para inspeccionar las obras. Al frente de esa comisión estaba el alemán Hermann Neuberger, quien apenas desembarcado dijo: "El cambio de gobierno no tiene nada que ver con el Mundial, somos gente de fútbol y no políticos". El enviado de Joäo Havelange sabía de qué hablaba, no en vano había sido miembro de las SS en tiempos de Hitler.
El día de la inauguración, el 1º de junio de 1978 (Alemania 0, Polonia 0), el palco oficial estuvo habitado por un seleccionado de mafiosos, de terroristas internacionales. Allí, "vestidos de civil y calurosamente recibidos" (Clarín, 2/6/78) aparecieron Videla, Massera, Agosti, Merlo; el interventor en la AFA, Alfredo Cantilo, Havelange y el arzobispo de Buenos Aires, Juan Carlos Aramburu, portador de una plegaria de Paulo VI para el Mundial y para la Junta.
A 600 metros de ese palco funcionaban las mazmorras de la Esma y, mientras en River empezaban a jugar Alemania y Polonia, en la Plaza de Mayo el arquero del seleccionado sueco, Ronnie Hellstrom, acompañaba la marcha de las Madres. Y, apenas terminado el acto inaugural, todo el equipo holandés fue a caminar con ellas alrededor de la Pirámide. La Junta los calificó de "antiargentinos" y, por supuesto, esas imágenes que recorrieron el mundo no pudieron publicarse en ningún medio local.
En Europa, los movimientos de exilados y de diversos organismos internacionales habían puesto en apuros a la dictadura desde el primer momento. Ya en 1976 el gobierno italiano debió suspender un crédito a los militares argentinos por la fuerte corriente opositora. En Francia, casi la cuarta parte de quienes contestaron a una encuesta dijeron que el seleccionado de ese país no debía venir a la Argentina para jugar aquel torneo tenebroso, y el delantero Dominique Rocheteau se inclinó por el liso y llano boicot. En Alemania, las paredes de Berlín y de Hamburgo fueron empapeladas con carteles que decían "Fussball match frei" (el fútbol libera), en alusión a ese otro letrero que, puesto como un colgajo infame en el portón de Auschwitz, advertía: "Arbeit match frei" (el trabajo libera).
La gran figura de Holanda, Johan Cruyff, mejor aún que sus compañeros, renunció a su seleccionado para no venir aquí y hacerle el juego a la dictadura argentina. La respuesta fue una "carta" del capitán holandés, Ruud Kroll, A mi hija, recargada de elogios al régimen militar y publicada en El Gráfico. Después se sabría: aquella misiva era un fraude, una canallada escrita por Enrique Romero, redactor de esa revista. Enterado de la estafa, Kroll dijo: "Es algo indigno, artero y cobarde, no me entra en la cabeza que alguien pueda hacer una cosa así".
Esa "carta" fue una de las operaciones del grupo de tareas periodístico organizado por los militares y las patronales de prensa, cuyas puntas de lanza fueron Clarín, Radio Rivadavia, ATC y El Gráfico. En ese sentido, el maestro Osvaldo Ardizzone alguna vez le contó al autor de este artículo: "A principios del '78 me contrató Canal 9 para cubrir el Mundial. El interventor, un delegado de las Fuerzas Armadas, nos dijo que estaba prohibido criticar al seleccionado aun desde el punto de vista técnico, y que en todo momento debíamos elogiar a (César Luis) Menotti, porque él era un funcionario del Proceso".
En ese junio trágico, los militares hicieron desaparecer a 63 personas.
Entretanto, la resistencia obrera a la dictadura, comenzada apenas se produjo el golpe y en medio de la masacre, crecía y se extendía para preparar la huelga general de abril de 1979 y hacer que comenzara el final de ese circo de sangre.

jueves, 26 de junio de 2008

ECONOMISTAS DE IZQUIERDA: Definitivamente, con el gobierno


El grupo de "economistas de izquierda" que llamó a "defender el derecho del gobierno a cobrar retenciones" y que propuso "otro camino para superar la crisis" ha sacado un nuevo documento, esta vez de quince mil espacios. Lo que ahora es solamente "borrador" está dirigido a distintas organizaciones del movimiento obrero y popular.
Algo falló para insistir con semejante río de tinta. Les preocupa la "impotencia" del gobierno para enfrentar "la revuelta conservadora". Se los nota nerviosos ante la "licuación del poder" de Cristina Kirchner ante "este proyecto de agro-liberalismo... que impugna el derecho del Estado a apropiarse de la renta extraordinaria y a regular tibiamente el precio de los alimentos que consumimos todos los argentinos".
Han perdido de vista que se trata del Estado capitalista, que utiliza los impuestos (en particular el más importante, el IVA) para repagar la deuda externa o, como lo dijo Néstor en la conferencia de prensa, para gastar 12.000 millones de dólares en el sostenimiento de un tipo de cambio devaluado que sirve de subsidio a los monopolios de la exportación y del mercado interno. Se trata del Estado de las mineras y pesqueras que saquean impunemente las riquezas naturales, del Estado de las automotrices, del mismo que redistribuye más de veinte mil millones entre otros sectores del capital. Estos ‘economistas de izquierda' no consiguen siquiera visualizar el carácter de clase del Estado, de modo que no divergen, en el método, de la ‘economía ortodoxa'. Han perdido de vista también la ‘argentinización' de las petroleras, que convierte al Estado en el socio de los monopolios a través de la ‘burguesía nacional'. Esta ‘burguesía', al igual que los chacareros, está reclamando contra las retenciones a los combustibles y por el aumento de los precios internos.
No aceptan "falsos neutralismos"; para ellos "las retenciones móviles son necesarias no sólo para divorciar los precios locales de los internacionales, sino para implementar un plan agrario que recomponga todos los cultivos desplazados por la soja y la producción ganadera y lechera". Curiosos izquierdistas, éstos, que en lugar de regular la tasa de beneficio del capital en su conjunto hacia abajo, proponen hacerlo hacia arriba.
Proponen aplicar la Ley de Abastecimiento, como si eso ya no se estuviera haciendo por medio del morenismo iracundo, incluido el "control de costos de las empresas formadoras de precios y de toda la cadena de comercialización". De abrir los libros de los monopolios para el control público y el control obrero ni palabra, claro, porque una intervención independiente de la clase obrera en la crisis no apuntaría a extender los superbeneficios sojeros a la ganadería sino a una política anti-capitalista. Desde que se tenga memoria, la Ley de Abastecimiento ha sido siempre el prólogo de la hiperinflación.
Los ‘economistas de izquierda' no han reparado siquiera en algo que seguramente leyeron en las aulas de las facultades de Economía, a saber, que incluso una política de alimentos baratos, bajo el capitalismo, transfiere beneficios del capital agrario al industrial, no a los trabajadores, porque está al servicio de salarios igualmente baratos. Es un hecho que el desacople de los precios internos de los internacionales ha servido, en la Argentina kirchnerista, para apuntalar salarios promedio que son el 60% del costo de la canasta familiar. No es casual que el salario mínimo que fija el Consejo de Salarios siga el derrotero de la canasta de pobreza, que consiste solamente en alimentos. Hasta los índices que inventa Moreno son justificados por el oficialismo por la necesidad de reflejar exclusivamente el precio de los alimentos y, dentro de ellos, los de menor calidad.
Sorprende de todos modos que personas inteligentes aboguen por "el monopolio estatal del comercio exterior, a través de la recreación de una Junta Nacional de Granos y Carnes que garantice un precio sostén a la producción". En la actualidad no hay precio ‘sostén' que pueda rivalizar con el ‘sostén' que brindan al capital agrario y agrofinanciero los elevados precios internacionales de todos los alimentos, incluyendo la carne y la leche. Una Junta de Granos operaría, no para ‘sostener' sino para hundir los precios internos; con excepción de los tres primeros años de existencia del Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (Iapi) - cuando efectivamente se remuneró al agro por debajo de los precios internacionales (o sea para hundir y no para sostener), las ‘juntas' y el ‘precio sostén' (incluso finalmente el Iapi) sirvieron para garantizar una rentabilidad al capital agrario en un período de depresión de precios internacionales. O sea que los consumidores pagaron las ganancias del capitalismo agrícola.
Para los autores "la única salida realista a la crisis es ir por más", o sea "profundizar el modelo", y en el mejor de los casos acentuar la función de arbitraje del Estado en la economía y, por lo tanto, en la política. Se manifiestan, en esta medida, como el ala ‘consecuente' del kirchnerismo. ¿Pero qué es el arbitraje estatal en el proceso económico capitalista? Es buscar que la tasa media de beneficio del capital sea usufructuada por un número mayor de ramas capitalistas, a expensas de los que obtienen una tasa extraordinaria o superior a la media. No cambia un ápice la tasa de explotación de la fuerza de trabajo; en todo caso refuerza a la burguesía nacional y a su gobierno contra la clase obrera urbana y rural. Para los ‘economistas' la quiebra del modelo kirchnerista no es una oportunidad para la intervención independiente de los trabajadores; revelan así el límite político insalvable de cualquier ‘economista', sobre todo si es de ‘izquierda'.

domingo, 22 de junio de 2008

El 26, todos al Puente Pueyrredón


Movilización y plan de lucha nacional

Con vistas al sexto aniversario de los asesinatos de Kosteki y Santillán se ha producido una autoconvocatoria a la que no ha faltado nadie, incluso agrupaciones que no estuvieron en la histórica jornada que apuró la salida del gobierno de Duhalde. Claro, con la ausencia de la agrupación Barrios de Pie que, aunque se resista hoy a actuar como fuerza de choque del oficialismo, está enredada en la defensa política del gobierno.
La necesidad de la movilización es enorme, si se tiene en cuenta la agudización de la pobreza de millones de familias trabajadoras, la irrupción de fuertes movilizaciones (y represión) contra el hambre en la Quiaca, un rearme del movimiento piquetero en el Chaco por trabajo y otras reivindicaciones; también en distritos del gran Buenos Aires, como Lanús y otros.
El 26, el puente tiene que ser la barricada desde la que se lance un programa frente a la crisis social y alimentaria, asentado en la movilización y organización independiente de los trabajadores de la ciudad y del campo, jamón del sándwich de la disputa intercapitalista. Disputa que domina el escenario político nacional y al mismo tiempo exhibe la impotencia de toda la "burguesía nacional" kirchnerista para dar una salida que no sea tarifazos, inflación, caída de los salarios y jubilaciones, derrumbe de la educación y los comedores escolares, paralización de viviendas y obras públicas, en el altar de la deuda pública y los déficits provinciales.
Por otro lado, un Fanchiotti que vulnera su prisión como parte de un aparato represivo actuante, que no ha sido desmantelado, lo que se ha pagado muy caro con la desaparición de Jorge Julio López y, por el otro, la lucha del movimiento popular contra la represión y contra la impunidad. El puente será un punto de convocatoria a toda la vanguardia obrera reprimida por la prefectura de Febres, como los jóvenes del Casino, los textiles de Mafissa reprimidos por la infantería de Scioli, para las víctimas de la patota sindical sustituta de las bandas parapoliciales, sufrida por los trabajadores del subte, del Francés, del Indec y de tantos otros sectores.
La posición de la que fuimos parte, en el sentido de culminar el acto con una marcha a Plaza de Mayo, no ha tenido consenso. Pero como el 1º de Mayo, defendemos y organizamos un acto común, con un programa común, expresado en un documento común, para que la movilización sea el primer paso de un plan de lucha por las banderas expuestas, de carácter nacional, en todas las provincias del país.

jueves, 19 de junio de 2008

CONTRA EL GOLPE Y CONTRA EL AUTO-GOLPE

Cristina Kirchner anunció el martes que enviaría el proyecto de retenciones al Congreso.
Pero al otro día, en Plaza de Mayo, dijo que las retenciones no eran el centro de la crisis.
Dijo que el tema era el cuestionamiento a la democracia y a la Constitución por cuatro entidades o individuos que no habían sido elegidos por nadie.
Dejó así en evidencia que sus propias intenciones al convocar al Congreso tampoco tienen que ver con las retenciones.
Por eso, al cabo de una semana ‘agitada', el gobierno sigue lanzando gritos de guerra y la patronal sojera vuelve a declarar el boicot al embarque de granos.
Estamos ante una crisis política, o sea de poder.
Los ruralistas, para imponerse, deben dar vuelta a una parte del peronismo, como ya está ocurriendo, y enfrentar al Congreso contra la Presidencia.
El kirchnerismo busca lo contrario: poner al Congreso contra el lock-out rural o, en su defecto, dirimir la crisis con un plebiscito.
La política de la ‘oposición' lleva a un golpe, ‘democrático', claro, y la del oficialismo a un autogolpe, más ‘democrático' aún.
Ambos bandos tratan de movilizar al resto de la clase capitalista y a una parte del pueblo para su lado.
Las víctimas de un golpe ‘democrático' y de un autogolpe igualmente ‘democrático' serán los trabajadores.
Los golpistas descargarán el precio internacional de los alimentos sobre los consumidores y lo mismo harán con el petróleo, la energía, el transporte.
Los autogolpistas impondrán mayores techos salariales y esconderán la inflación con el truchaje a cargo del Indek, mientras intentarán proseguir por el rumbo ya emprendido del aumento de los combustibles, los alimentos, el transporte.
Por eso es tan importante que los trabajadores intervengan en esta crisis con una política propia, que plantee la nacionalización de los grandes pulpos del agro y del comercio exterior, de la banca y de los monopolios que se quedan con la casi totalidad de las ganancias del campo.
De este modo, abriremos una vía de desarrollo nacional bajo la dirección de las masas.En lugar de esto, las burocracias de la CGT y la CTA se han juntado para el peor de los objetivos: apoyar al gobierno y a su auto-golpe.
Pero en el seno de la burocracia están operando los golpistas, desde el ‘ruralista' Venegas a la patota que comanda Barrionuevo.
El miércoles, una gran fracción de la burocracia saboteó el acto oficialista, incluidos sindicatos que ofician de kirchneristas.
La burocracia sindical no solamente traiciona nuestros intereses inmediatos: está conspirando con la patronal para imponer salidas anti-obreras y la dictadura civil que emerge de cualquier éxito golpista o auto-golpista.
Deliberemos en nuestros lugares de trabajo y de estudio sobre la crisis, en los sindicatos y organizaciones sociales y estudiantiles, y fijemos una posición independiente que sirva para intervenir, movilizarnos y derrotar a los explotadores.
La mayoría popular está fatigada y golpeada por esta pelea capitalista; convirtamos el fastidio popular en un arma de movilización de los trabajadores.

Los golpes de la democracia




La expectativa de que el envío del decreto de las retenciones al Congreso iba a "descomprimir" la crisis no duró ni una noche. Cuando se conoció que el proyecto era un ultimátum y que el boque justicialista era extorsionado a dar el sí o el no, sin posibilidades de enmiendas, los voceros de la patronal agraria aprovecharon la ocasión para volver a las amenazas. Más tarde, en Plaza de Mayo, la Presidenta los volvía a acusar de prácticas contra la democracia.
El traslado de las retenciones no podía siquiera pretender un serenamiento de la crisis, en primer lugar porque alienta a la patronal agraria a continuar con el acaparamiento de cereales con la expectativa de obtener alguna rebaja de las retenciones. Por fuerza, los ‘mercados' seguirán paralizados; los transportistas, al menos la parte de ellos que no ha recibido dádivas oficiales, retomarán el corte de rutas. Por otro lado, la lucha política se envenena todavía más ahora que tiene el palco del parlamento; no demorarán en producirse las concentraciones y los ‘cacerolazos' en la Plaza de los Dos Congresos. En menos de doce horas, el anuncio de darle más democracia a la democracia se transformó en nuevas denuncias de golpismo por parte del gobierno y de autoritarismo contra éste del lado de los sojeros. La desorganización económica ha proseguido, como dice el tango, a fuego lento, en especial en lo que se refiere a la fuga de capitales. Entre lo que se va y lo que no ha entrado algunos calculan una evaporación de 6.000 millones de dólares. El Banco Central sigue gastando divisas en la compra de títulos del gobierno y aumentando su deuda con la venta de reservas a futuro.
¿"Salida democrática"?
El gobierno terminó convocando al Congreso después de haber medido que corría el riesgo de quedarse sin quórum en el pejotismo. El envío de transportistas a romper el lock-out ruralista convenció a los mandarines del PJ y de la CGT que el matrimonio gubernamental se había pasado de rosca. Luego vino la detención pacífica y cortés de De Angeli, y la marcha atrás de una mediación a cargo de Moyano y De Vido. Los piropos de D'Elía a Duhalde no solamente sirvieron de pretexto para un nuevo cacerolazo sino para poner a Kirchner en choque con el pejotismo bonaerense. Pobres los que suponían que el aparato de la provincia le había dado la espalda al ‘cabezón'. Kirchner tuvo que ceder la jefatura del PJ santafesino a Reutemann; después, pedir disculpas por los exabruptos contra Duhalde; al final, según dice Clarín, movió a Cobos para pedir la convocatoria del Congreso, en una movida para relanzar al vicepresidente y ayudarlo a evitar una hemorragia de ‘radicales K'. La versión de Clarín no es acompañada por los otros diarios y quizás estuvimos a un paso de quedarnos sin vice. Pero esta renuncia podría haber dado lugar a un golpe parlamentario: el Congreso habría asumido en forma unilateral la discusión de las retenciones. La iniciativa del gobierno abortó esta tentativa o, dicho con más propiedad, sólo la postergó.
El gobierno quizá cree que ha recobrado la iniciativa, pero el pejotismo que pidió el "tratamiento parlamentario" no se inclina a refrendar la decisión del gobierno sino a contemporizar con la patronal sojera. Schiaretti le acaba de pedir a los diputados de Córdoba que presenten "propuestas alternativas", algo suficiente para provocar una tormenta parlamentaria y ofrecer un tema de agitación política a la patronal sojera, aunque nada indica que ésta vaya a esperar el inicio del debate parlamentario o limitarse a peregrinar por las comisiones del Congreso. En una semana, los despachos de las comisiones marcarán la cancha de esta nueva etapa de la crisis. Las divisiones, sin embargo, no abundarán solamente en el oficialismo: la oposición se dará maña para exhibir divisiones de todo tipo, porque representa intereses sociales contradictorios y porque aspira a capitalizar la lucha actual para las elecciones de 2009. Una crisis parlamentaria sería una ocasión perfecta para reflotar un proyecto de plebiscito, apuntando a concentrar el poder en la Presidencia bi-fronte. Los argentinos tendríamos la oportunidad de enriquecer nuestra historia política con una experiencia de golpismo democrático a dos bandas. Por un tiempo las armas serán los argumentos jurídicos acompañados por cortes de ruta, manifestaciones, cacerolazos y el fantasma de los saqueos. La lucha por el poder se enmascarará con debates talmúdicos o jesuíticos sobre si las retenciones son o no impuestos; si la ‘legitimidad de origen' de la Presidenta no ha quedado cancelada por su ‘ilegitimidad de ejercicio'; y si los plebiscitos son vinculantes o no. Hay un pelea capitalista de fondo acerca de cuál es la fracción burguesa que debe pilotear el desenvolvimiento capitalista en Argentina, lugar que aspira a ocupar el capital sojero y agrario aliado al capital financiero internacional.
Así las cosas, no hay mayor impostura que la desplegada por la Presidenta y la oposición patronal cuando aseguran buscar una ‘salida democrática' a la crisis. Los dos bloques capitalistas que se disputan la renta sojera conciben al trámite parlamentario como el preludio de variantes golpistas. Las conspiraciones en curso demuestran que los "demócratas" han sido incapaces de reconstruir su régimen político desde 2001. Pero mientras la crisis se encuentre encerrada entre dos variantes capitalistas (son muchas más de dos), los trabajadores pagarán la factura de los estragos.
La participación popular
A pesar del apoyo de las centrales sindicales al gobierno y de la popularidad que alcanzó la movilización agro-sojera, ninguno de los dos bloques capitalistas ha logrado movilizar a las masas para su causa y existe incluso una corriente popular que rechaza a ambos bandos. No es menos cierto, sin embargo, que esta mayoría no tiene orientación ni programa y, por sobre todo, que la pelea política está polarizada por dos alternativas capitalistas.
El apoyo popular al ‘campo', como se reflejó en el acto de Rosario o, por caso, en los cacerolazos del lunes en el interior del país, hay que cargarlo a los "nacionales y populares" que gobiernan el país. Las capas más pobres de las clases medias urbanas o rurales llevan la pesada mochila de la inflación creciente, la caída del salario, el trabajo precario y el derrumbe sistemático de la educación y la salud. Al anunciar un "plan redistributivo" con las sobras de las retenciones, el kirchnerismo terminó delatando que nunca tuvo uno y que tampoco tiene nada ahora. Se explica entonces por qué a las marchas oficiales sólo van burócratas sindicales, piquetruchos o, sencillamente, el aparato de funcionarios o patoteros oficiales. En la noche del sábado, Néstor Kirchner quiso protagonizar "su" propio 17 de octubre en la Plaza rodeado de algunos funcionarios y matones. Es una pena, teóricamente hablando, que no fuera esto lo que Cristina Kirchner tuvo en cuenta cuando rememoró a ‘‘un señor'' que dijo que la historia se repite, pero la primera vez como tragedia y la segunda como farsa.
Como todos los nacionalismos patronales, el kirchnerismo invoca la representación de "la nación" misma. Pero la ausencia de una respuesta popular demuestra que sólo representa a los Techint, Taselli o Ezquenazi, por un lado, y a los acreedores de la deuda, por el otro.Por el lado de la patronal agraria, la participación popular en sus movilizaciones no las ha corrido de su programa capitalista, salvo cuando algún representante de la Federación Agraria es entrevistado por Crítica, lugar que han elegido para denunciar, sin precisiones, los ‘pool de siembra'. Los movimientos nacionales o populares sólo adquieren relevancia histórica cuando las masas que los acompañan tienen la capacidad para imponer su propio sello, incluso dentro de ciertos límites.
Un método para la clase obrera
La clase obrera observa pasivamente la crisis. La burocracia de los sindicatos actúa bajo encomienda de las dos fracciones capitalistas en disputa, pero tampoco tiene la capacidad para hacer otra cosa. Los Moyano y Yasky están al servicio del gobierno (Yasky de ida, Moyano de vuelta). Los sindicatos más ligados a la patronal sojera, y a la industria que la sirve, están en la línea de las cuatro entidades. En los últimos días ha comenzado a delinearse una posición política independiente en una minoría de sindicatos y de cuerpos de delegados, acicateados por la obligación de definirse frente a la jornada del miércoles 18 convocada por Kirchner, el PJ, la CGT y la CTA. Algo comienza a ocurrir; hay una oportunidad de desarrollo en la nueva etapa de la crisis que ha sido inaugurada por la detención de De Angeli, los cacerolazos del lunes, la deliberación conspirativa en el pejotismo, la aparición del matrimonio y el envío del decreto de retenciones al Congreso.
Ni el ‘diálogo', antes, ni el Congreso, ahora, pueden ofrecer una salida a la crisis y evitar su estallido. En ninguno de esos ámbitos está presente la clase obrera de la ciudad y del campo. Es necesario aprovechar la amplitud de la crisis para impulsar una deliberación en los lugares de trabajo y de estudio, en los sindicatos y organizaciones sociales, para obtener pronunciamientos sobre un programa que homogeinice políticamente a los activistas y habilite su capacidad de acción. Una agitación a partir de la clase obrera romperá los límites patronales de esta crisis, hará saltar los chalecos del ‘diálogo' y del ‘congreso', pondrá al desnudo el golpismo en danza y abrirá el canal para la movilización independiente de las grandes masas.
La intervención obrera ocurrirá de uno u otro modo como consecuencia de las tendencias disgregadoras sociales del conjunto de esta crisis.

"El proletariado invisible"



Trabajadores rurales y agencias de empleo

La frase fue acuñada, por primera vez, para referirse al proletariado rural en el Alto Valle de Río Negro y Neuquén.
Las agencias de empleo
El grueso de los 325.000 trabajadores rurales que están en blanco, registrados en la Seguridad Social (se supone que una cuarta parte del empleo total) es el (escaso) personal fijo en las estancias o explotaciones medianas. Mientras que en el pasado se requería mano de obra intensiva en las cosechas y los peones eran contratados en forma temporaria por los estancieros, hoy quienes concentran la mano de obra son las contratistas. Estas tienen las máquinas y contratan mano de obra temporaria; allí se concentra la informalidad laboral. Son empresas capitalistas que alquilan campos u ofrecen sus servicios para laboreo y cosecha y que apelan a todos los mecanismos de precariedad laboral disponibles, entre ellos al trabajo por agencia.
Las agencias de empleo transitorio crecieron en forma exponencial en el medio rural a partir de la devaluación. Manpower creó Ruralpower, Adecco lanzó Adecco Agro y, junto a Sesa, otra agencia, se convirtieron en las grandes "jugadoras" del empleo transitorio en el medio rural. "Semilleras, productores y agroindustrias... cada vez más empresas del agro optan por tercerizar la administración de sus empleados, desde la selección hasta el pago de los sueldos", advertía un informe en el inicio de este proceso ("El agro revoluciona el empleo temporario", El Cronista 8/8/03). "Hoy muchos trabajos en el campo se realizan a través de subcontratos con empresas de servicios que, ante la Seguridad Social, figuran como no agropecuarias" y cuyos trabajadores pueden estar registrados como monotributistas, autónomos o, incluso, empleados de comercio (Clarín, 30/3).
Además del trabajador por agencia, que no cobra indemnización alguna y es un punto clave de la precariedad laboral, están los otros "instrumentos" disponibles. En palabras de un dirigente de Uatre, "el trabajo en negro en la provincia de Santa Fe oscila entre un 75 y 80% en todos los rubros... por ejemplo, en la cosecha se llama al maquinista y se lo blanquea por tres meses con su sueldo básico" (lo que no viola el régimen de trabajo agrario pactado entre las patronales y Uatre). "A otros se los inscribe como monotributistas para evadirles la antigüedad de 10 años... el día de mañana el patrón le dice a ese empleado que no lo necesita más y no tiene ninguna relación laboral para reclamar" (El Litoral, 1/6). Además, "en forma creciente, una parte de la ocupación rural se disfraza como cooperativas de trabajo para eludir el pago de las cargas sociales como trabajadores en relación de dependencia" (Clarín, 30/3).
La gran mayoría de la mano de obra agrícola es hoy temporaria y vive en los pueblos de campaña (por lo que su vínculo con el resto de las organizaciones obreras es mayor que en otros períodos). Un programa de rescate del trabajador rural exige derogar de la ley de la dictadura militar que los excluye del contrato universal del trabajo, y la disolución de las agencias de empleo, nacidas de otra dictadura militar, la de Onganía. Las condiciones del trabajo transitorio deben ser fijadas en cada convenio, con garantía horaria e indemnización proporcional, restituyendo las paritarias libres y dando paso a la organización masiva de los trabajadores rurales en las explotaciones y contratistas
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Fracasó el paro patronal de la CGT


El cese de actividades de Moyano no fue un paro desde su concepción. Las directivas de los gremios, en lugar de reunir a los delegados y asambleas de trabajadores, corrieron presurosas a reunirse con las cámaras patronales de cada sector para pedirles la venia. En el propio gremio de camioneros, Moyano gestionó ante las patronales la autorización de salida hasta tres trabajadores por delegado con el día pago. En numerosos bancos o sucursales de poderosos bancos, como el Galicia, hubo asueto patronal. La burguesía y la burocracia sindical operan sobre la base de un acuerdo que busca excluir al piqueterismo oficial y a otras subsidiarias no pejotistas del armado gubernamental, y para ‘recentrar' al gobierno hacia posiciones de ‘menor confrontación'.
En la UOM se procesó, en realidad, una crisis política. La directiva se resistió a convocar al acto, hasta que llegó la delimitación de Kirchner respecto de D'Elía y el desagravio a Duhalde en la conferencia de prensa. Aunque llegó la adhesión formal de la UOM no ocurrió lo mismo con los concurrentes: ni siquiera se movió la totalidad de los cuerpos de delegados. Hubo seccionales, como Quilmes, donde se movieron 50 de los 270 delegados de la seccional.
En las fábricas y talleres metalúrgicos no hubo la menor tendencia natural a concurrir y lo mismo sucedió en el gremio gráfico: el sindicato llamó formalmente a asistir, pero no fue nadie. En Interpack I la asamblea general se pronunció contra el paro, denunció a los dos bloques patronales en disputa y reclamó un doble aguinaldo y la reapertura de paritarias.
Foetra Buenos Aires fue escenario de una batalla política. La directiva convocó al "cese" y a la movilización, alegando la "actitud desestabilizadora a través de los cortes de ruta" y la "defensa del salario", pero, como el resto de la burocracia sindical, hizo un acuerdo con las telefónicas para evitar el descuento del día mediante un permiso; el procedimiento revela la intimidad de las relaciones del sindicato con estos pulpos. Así las cosas, la directiva salió a realizar asambleas en los lugares críticos, donde se asienta la oposición, haciendo eje en el respeto a la "organicidad". El fracaso fue mayúsculo: perdieron en las asambleas de Libertad y de Culpina. De este último edificio concurrieron al acto oficialista dos personas, del otro un puñado; del edificio Golf tampoco fue nadie, lo mismo pasó en el edificio de Defensa y también en el del 112. Del enorme contingente de más de doscientos compañeros de Arnet de Telecom fueron sólo algunos delegados ligados al aparato. La base de Foetra le dio la espalda al acto del gobierno a pesar del esfuerzo de la directiva.
El cuerpo de delegados del subte tuvo un rico debate político luego de haber resuelto no parar ni concurrir al acto. Llegó a debatirse la idea de un pronunciamiento obrero independiente de los dos bandos en pugna, el gobierno y la patronal agraria, que no prosperó por la posición de un delegado de Patria Libre, que planteó concurrir al acto y apoyar al gobierno, y la falta de voluntad de los ex integrantes del MIC. Una nota de interés fue la posición de Néstor Segovia y otro compañero ligado al MST, que tomaron distancia de la posición de su partido y plantearon una posición de independencia de clase.
En resumen, el gobierno hizo un acto sin la clase obrera. No avanzó en alinear a los activistas y a los luchadores con el gobierno; en los grandes gremios del movimiento obrero fue una movida de aparato obrero-patronal sin ninguna corriente popular genuina. Los trabajadores observan con desconfianza a ambos bandos y crece la bronca por la inflación, los bajos salarios y el desabastecimiento.

ROSARIO: Agravio al Che


La inauguración de la estatua del Che en Rosario y una serie impresionante de actividades impulsadas por el 80 aniversario de su nacimiento se vieron atravesadas por la brutal crisis política entre el gobierno y el ‘campo', hecho que afecta particularmente a Santa Fe. Muchas de las mesas redondas impulsadas por "rabiosos defensores" del Che y al mismo tiempo del gobierno, como el Partido Comunista, naufragaron debido a la inasistencia de panelistas, varados ante los intransitables caminos cubiertos de piquetes de ruralistas o de transportistas. Algo similar ocurrió con seminarios organizados por los que están en un frente único con la Sociedad Rural, como es el caso del PCR. No le faltó tampoco un tiempito a Luis D'Elía para pasar por Rosario para su propio homenaje.En el acto oficial de esta serie de homenajes, algo truncos por la crisis, participó como orador central el gobernador sojero, Binner, junto al embajador de Cuba. El gobernador, sin pudor alguno, dijo en el acto que "en tiempos de pobreza estructural, de una pobreza que no se soluciona con el salario, porque es educativa, social y cultural, la búsqueda del hombre nuevo que promueve la integración de los excluidos es fundamental" (Rosario/12). A falta de pan no viene mal una dosis de consuelo. Binner tendría que empezar con el aumento a los docentes para reivindicar ese hombre nuevo. En este conflicto algo más "terrenal" ha tomado parte por la Sociedad Rural, y permite que las grandes ceraleras de la provincia tengan el 50% de sus trabajadores con contratos basura, con un nivel horroroso de accidentes laborales como consecuencia de la brutal explotación y de jornadas laborales interminables. Binner habló en el acto del Che en momentos que mantiene una sociedad con el inundador Reutemann. En esta mezcolanza de intereses lo que prima no es, de ninguna manera, "el hombre nuevo".Los homenajes oficiales al Che pudieron exhibir un solo acto de "masas". Hubo un festival musical donde una de sus principales figuras fue el uruguayo Jaime Roos, quien hizo acto de presencia en el festival con el mismo "fervor" que lo hizo hace algún tiempo en otro festival pagado por la pastera Botnia. Los actos oficiales por el Che en Rosario fueron descriptos hace tiempo por Santos Discépolo cuando compuso "Cambalache". La diplomacia castrista parió un agravio al Che, de ningún modo un homenaje.

Apogeo y fracaso de la CGT de los Argentinos


A CUARENTA AÑOS DE SU NACIMIENTO

La CGTA nació el 29 de marzo de 1968 y podría decirse que dejó de existir con el paro general convocado por ella misma el 1º de julio de 1969, quince meses después. Fue un período crítico de la lucha de clases hasta el Cordobazo. A escala internacional, fueron los quince meses del Mayo Francés, de la Primavera de Praga, del Otoño Caliente italiano, de las rebeliones estudiantiles en Japón y México.
En junio de 1966, Perón y la burocracia sindical en pleno apoyaron el golpe militar. La ofensiva de Onganía contra los trabajadores provocó dos grandes huelgas: la ferroviaria y la portuaria, y obligó a la CGT a improvisar un plan de lucha que terminó en el fracaso de la huelga general del 1º de marzo de 1967. Se inició una etapa de un reflujo de la clase obrera que la dictadura aprovechó para lanzar un durísimo "plan de ajuste".
El 28 de marzo de 1968 se constituyó el congreso de "normalización" de la CGT, concebido por la propia dictadura para colocar al frente a su bloque incondicional: los "participacionistas". A esa altura, sin embargo, frente a los primeros signos de agotamiento de la dictadura, Perón había dado un viraje y armado un frente con el derrocado presidente de la UCR (Illía) por "el regreso de las instituciones". Esta crisis astilló el Congreso de la CGT: los "participacionistas" se negaron a concurrir, a sabiendas de que eran minoría. La conducción fue asumida por el bloque burocrático ligado al frente Illía-Perón, con Raimundo Ongaro como secretario general. Los vandoristas, en minoría, se retiraron y formaron la CGT de Azopardo junto a los participacionistas.
Así nació la CGTA. No fue precedida por ninguna "rebelión de las bases" sino que nació desde arriba, "ni organizativa ni políticamente se hicieron presentes los activistas antipatronales y las bases obreras sometidas a la opresión dictatorial capitalista... el congreso estaba controlado por la burocracia a través de los delegados que se digitan en las elecciones sindicales cada dos años".1 Políticamente, las resoluciones exigieron la "normalización institucional". El propio Ongaro fue seleccionado por Perón, luego de la muerte accidental de Amado Olmos.2
El reconocimiento, por parte del Congreso, de los sindicatos intervenidos por la dictadura fue "un paso limitado de ruptura con la dictadura mediante una concesión mínima e indirecta al proletariado".3
La defensa de la burguesía "nacional"
La CGTA abrió una expectativa en el movimiento obrero porque se presentó en oposición a la burocracia de los grandes sindicatos que colaboraban con la dictadura. De ahí su consigna "antes honra sin sindicatos que sindicatos sin honra". La incorporación de sindicatos y centrales del interior en los días siguientes tuvo características masivas. Desde fines de marzo hasta fines de junio, en sólo tres meses, "la CGTA podía afirmar que tenía 650.000 afiliados, con su mayor fuerza en las provincias, en tanto los sindicatos de Vandor, con su base de poder en los gremios industriales del Gran Buenos Aires... alegaban contar con alrededor de 785.000 afiliados".4
El 1º de mayo de 1968, ante unos 5.000 trabajadores convocados en el Córdoba Sport, Ongaro proclamó el "Programa del 1º de Mayo de la CGTA".
El texto es, ante todo, una defensa apasionada de la burguesía "nacional". Impugna la "rebaja de los aranceles de importación", el "dumping", la ausencia de financiamiento a los "fabricantes nacionales". Convoca a empresarios, comerciantes y productores y... al propio gobierno, para impedir "la entrega del patrimonio económico del país a los grandes monopolios norteamericanos y europeos".
Reclama el respeto a la "voluntad del pueblo" y dice, en relación con militares que no nombra, que "preferiríamos tenerlos a nuestro lado (con)... las posiciones que algunos de ustedes parecieran haber abandonado".
Dentro de estos conceptos plantea que "el comercio exterior, los bancos, el petróleo, la electricidad, la siderurgia y los frigoríficos deben ser nacionalizados" o "una profunda reforma agraria, con las expropiaciones que ella requiera".
El programa de la CGTA carece de un plan de lucha y no plantea los métodos de lucha -huelga general, ocupaciones, piquetes.
El programa de la CGTA reivindica una continuidad de los programas de Huerta Grande y La Falda, porque es una reformulación de la línea histórica de "izquierda" de la burocracia sindical, pero no plantea la independencia política y organizativa del movimiento obrero frente al Estado y el nacionalismo burgués. Se inscribe en el peronismo y en el retorno de Perón.
Las primeras oportunidades...
Los choques dentro del gabinete y de la camarilla militar, exacerbados por los primeros signos de agotamiento del plan económico, alentaron la expectativa de giro político. En función de esta perspectiva, Perón y Vandor acuerdan en octubre del ‘68 la reconstitución de las 62, que se convertiría en punto de partida de una sangría sistemática de sindicatos de la CGTA hacia la CGT Azopardo. Hacia fines del ‘68, la CGTA había quedado reducida a un puñado de sindicatos.
Aun así, tuvo una oportunidad. En los últimos meses de 1968 y comienzos de ‘69 se libraron una serie de huelgas en grandes plantas. Derrotadas casi sin excepción, pusieron a prueba a la dictadura cada vez con mayor fuerza. La CGTA estuvo ausente de todo este proceso. La huelga de los petroleros de Ensenada, afiliados a la CGTA, durante octubre y noviembre del '68, se convirtió en una causa nacional, pero la CGTA fue incapaz de organizar una campaña de solidaridad y apoyo, incluso dentro de los límites de la regional La Plata, que estaba bajo su liderazgo. Una conducta similar tuvo en el verano del ‘69 durante la huelga de los gráficos de Fabril Financiera, al punto que las publicaciones de ésta fueron editadas sin inconvenientes por otros talleres gráficos, quebrando una tradición del gremio.
...y la última
La CGTA no jugó ningún rol relevante en la gestación y desarrollo del Cordobazo de mayo del ‘69. En las jornadas previas, el protagonismo del vandorismo en el movimiento de lucha contra las "quitas zonales" (reducción del salario con el pretexto de la promoción industrial) en la UOM le permitió retomar el control de la seccional Córdoba. Tuvo la iniciativa en el paro de Rosario del 23 de mayo, propuesto por la UOM. Días antes del Cordobazo, Vandor se entrevistó con Tosco, Torres (Smata), Simó (UOM) y Atilio López (UTA) y allí se acordó la convocatoria al paro general del 30 de mayo, sin prever el Cordobazo que la precedería.
La jornada del 29 fue concebida, organizada y ejecutada por la aguerrida vanguardia obrera, en primer lugar del Smata, que en ese tiempo estaba en pleno desarrollo). La CGTA lejos de ser un impulso a esta vanguardia, fue un freno. Durante todos los movimientos de lucha, los ongaristas siguieron una cuidadosa política de "no injerencia" en los asuntos internos del Smata, para mantener una paz diplomática con el vandorismo.5
Con el Cordobazo, la CGTA tenía aún una última oportunidad de retomar la iniciativa perdida. Pero no pasó nada. Cuando todo el activismo del país, y de Córdoba en particular, esperaba la continuidad de la lucha y una reorganización en profundidad de las fuerzas obreras, la CGTA se reunió el 3 de junio (una semana después) y resolvió... pasar a cuarto intermedio hasta el 11 de junio.
El 1º de julio la CGTA lanzó por la propia un paro de 24 horas que fue cumplido por numerosos trabajadores a pesar de la oposición de la CGT vandorista. Fue su acto final aunque la disolución formal llegara más tarde.
La reunificación de las 62 y de la CGT progresó cada vez más rápidamente, como lo que terminó de sepultar a la CGTA.
El llamado "sindicalismo de liberación" tuvo en este período su mayor oportunidad histórica y reveló su total inviabilidad. A la cabeza de la CGT en una etapa excepcionalmente revolucionaria, no pudo superar sus limitaciones. La tesis de la "liberación" no sirvió para otra cosa que para justificar las componendas dentro de la burocracia y el sometimiento a Perón.

martes, 17 de junio de 2008

NI GOLPE NI AUTOGOLPE


El Partido Obrero llama a los trabajadores a dar la espalda al acto oficialista convocado para el miércoles próximo y a rechazar también el lock out nacional llamado por las entidades patronales del agro para el mismo día. Todo lo que contribuya al vaciamiento y al fracaso de una y otra convocatoria servirá para impedir que se agrave, en perjuicio de la mayoría del pueblo, una crisis motivada por una pelea entre capitalistas. Ninguna de las dos convocatorias tendrá la capacidad de reflejar una mayoría popular y servirá por eso como pretexto para alentar salidas de fuerza y golpistas.
Los grupos capitalistas en pugna pelean por una tajada de la enorme renta que deja la explotación del trabajo agrario, por un lado, y el brutal encarecimiento de los alimentos que promueven los especuladores internacionales, por el otro. De un lado se pretende llenar con retenciones las arcas fiscales para pagar la deuda externa y para el subsidio de la ‘burguesía nacional', del otro lado para desarrollar un capitalismo agrario de los Monsanto, Cargill, Dreyfuss, Repsol, Nidera, Molinos, Aceitera General Deheza, Cresud, Grobocopatel, para citar solamente a algunos.
El Partido Obrero denuncia la expulsión de campesinos, la contaminación del suelo y la superexplotación de los obreros por parte del capital sojero, así como el saqueo de la riqueza nacional de los capitales que apoyan al gobierno (y que no pagan retenciones a la exportación) en la minería, la industria automotriz, la pesca, los frigoríficos, la siderurgia (Techint), el aluminio (Aluar), el transporte (los Taselli) y la energía (Pampa Holding, Grupo Eskenazi). El Partido Obrero plantea la nacionalización del comercio exterior, de los puertos privatizados y de los pulpos agrarios para que la riqueza creada se aplique a la industrialización del país y a elevar las condiciones de vida de las masas trabajadoras. Exigimos el cese del pago de la deuda externa usuraria, que crece en la misma medida que se va pagando. Exigimos la apertura de los libros de las grandes empresas que acaparan la parte del león de la riqueza social para que sean sometidas al control social.
El apoyo que recoge el movimiento de la patronal agraria en diferentes lugares del país pone en evidencia el carácter impopular del gobierno que se autoproclama ‘nacional y popular', responsable de la carestía de la vida, la superexplotación laboral, los techos salariales, el hundimiento de la salud y la educación, y las tentativas de regimentar las organizaciones populares por medio de burocracias cooptadas o burocratizadas. Denunciamos la alianza de la Federación Agraria con las cuevas de terratenientes como la Sociedad Rural.
La crisis ha asumido un carácter abiertamente político. El vicepresidente Cobos habría decidido renunciar, destruyendo los últimos escombros de una ‘concertación' que se pretendió ‘plural'. El desabastecimiento ha llegado a su punto más alto con la falta de naftas. Se diseñan las conspiraciones golpistas de uno y otro lado. El gobierno (y sus secuaces del piqueterismo trucho y la burocracia sindical de la CGT y la CTA) ha montado una seguidilla de provocaciones, que van desde sus tropas de choque, la movilización de la gendarmería y hasta el aliento de ‘contra lock outs' de transportistas, para favorecer una mayor concentración de poder y una suerte de dictadura civil. Desde las filas del gobierno se lo alienta a llamar a un plebiscito, incluso a sabiendas de que sería un desconocimiento formal del mandato de la Presidenta en funciones, o sea un autogolpe. Desde la oposición patronal y sus secuaces (incluso de izquierda) se impulsa una convocatoria del Congreso para oponerlo al poder ejecutivo, lo cual exigiría el concurso de los gobernadores y dirigentes peronistas que están rompiendo con el kirchnerismo. El Partido Obrero denuncia el golpismo de ambos bandos en disputa y destaca esta nueva manifestación de la incapacidad de la burguesía nativa para gobernar en términos constitucionales o democráticos. Abajo el autogolpe autoritario y abajo el golpismo falsamente parlamentario o democrático.
Sobre la base de esta denuncia, el Partido Obrero llama a todos los luchadores obreros, sociales y estudiantiles a desarrollar una intervención independiente de la clase obrera y la juventud, para derrotar, en definitiva, a ambos bloques patronales y sus tentativas golpistas. La reanudación del ‘diálogo' es una consigna para descargar la responsabilidad de la crisis sobre el adversario y engañar al pueblo sobre las intenciones políticas reales de unos y otros. Semejante ‘diálogo' solamente servirá para agravar la crisis o para sellar un compromiso que deberá pagar una mayoría de trabajadores. En oposición a la consigna engañosa del ‘diálogo' impulsamos una intervención independiente de los trabajadores para que la salida a la crisis sea decidida con la participación autónoma de la clase obrera del campo y de la ciudad, de los campesinos sin tierra y de la clase media explotada. Que las burocracias de la CGT y de la CTA dejen de invocar una representación obrera que no tienen en la presente crisis y que los sindicatos organicen asambleas en los lugares de trabajo para recabar mandatos de las bases para luchar contra el golpismo y el autogolpismo.
En oposición al contenido capitalista de los bandos en pugna y en oposición a sus intenciones y metodologías golpistas planteamos la unidad de los obreros de la ciudad y del campo.

sábado, 14 de junio de 2008

El PARTIDO OBRERO REPUDIA LA REPRESION EN GUALEGUAYCHU





Libertad inmediata a De Angelis y demás etenidos


Repudiamos la brutal represión desatada en Gualeguaychú por parte de la gendarmería, bajo las órdenes del gobierno nacional. Después de haber fracasado por completo en querer usar a los transportistas contra los piquetes agrarios, el gobierno kirchnerista ha apelado a la represión abierta.
Reclamamos la inmediata libertad de De Angelis y de todos los ruralistas detenidos, y la anulación de todo proceso judicial contra ellos.

jueves, 12 de junio de 2008

"FELIZ DÍA DE LA BANDERA"

La casa está en desorden
La gente no tiene más remedio que pasarse de viva cuando no sabe cómo salir del atolladero.
Es lo que intentó hacer la Presidenta cuando dio por cerrado el conflicto con el ‘campo' en forma unilateral.
En contraste con Alfonsín hace 21 años, cuando celebró las ‘felices pascuas', ella no fue hasta el Campo de Mayo de los ruralistas.
Pero al otro día de su discurso, cuando prometió un ‘feliz día de la bandera', la crisis estaba peor que antes.
Había vendido la piel del oso (en los ‘mercados de futuro') antes de haberlo cazado.
En La Plata se encontró con un piquete de la pobreza, a pesar de que el día anterior había anunciado una redistribución de los ingresos.
Los desocupados reclamaban un aumento de los subsidios sociales, que siguen en 150 pesos, como se lo impuso, hace cuatro años, el gran patrón sojero Grobocopatel.
La promesa de nuevos hospitales fue saludada por los médicos desde el Hospital Posadas con un paro general.
Es que al gobierno no le cree nadie, y menos cuando anuncia un plan con la plata que todavía no tiene, mientras paga rigurosamente la deuda externa con la caja que tiene acumulada.
¿Quién le cree al costo de vida que ‘calcula' el Indec, cuando la inflación es el doble y se proyecta al 40 por ciento para todo 2008?
El Banco Nación está vendiendo dólares, por cuenta del Banco Central, con la plata que tiene depositada la Anses, ¿quién le cree que está beneficiando a los jubilados?
Mientras tanto, el desabastecimiento crece en forma exponencial porque transportistas, impulsados por el gobierno, no quieren abandonar los piquetes en las rutas hasta que no cese el boicot al envío de cereales por parte de los patrones sojeros.
El gobierno está tomando su propio veneno, pero sólo perjudica a la población.
También está permitiendo la exportación de naftas, sin retenciones móviles, con el consiguiente aumento del precio en los surtidores.
El oficialismo está lejos del día de la bandera.
Llamamos a una movilización política por una alternativa independiente de la patronal kirchnerista y de la patronal sojera.
Por la nacionalización de la banca usurera y de los monopolios exportadores y agrofinancieros y sus puertos privados; por el cese del pago de la deuda externa.
Por un salario mínimo igual al costo de la canasta familiar, indexado al costo de vida; por el 82 por ciento para los jubilados, por un doble aguinaldo en junio.
Ante el fracaso patente del gobierno de la ‘burguesía nacional', planteamos la lucha por una alternativa obrera y socialista.

Rivalizan en la impotencia


El gobierno ha dado por concluida su confrontación con las entidades agrarias, pero es solamente un intento para disimular el agravamiento de la crisis. En primer lugar, porque numerosos piquetes agrarios continúan en las rutas y porque se mantiene el boicot al embarque de cereales, en especial para la exportación. Aparentemente, los chacareros sojeros no han vendido la cosecha con anticipación en los mercados de futuro (que tanto reclaman), sino que la han retenido hasta último momento, sólo para verse golpeados por el aumento de las retenciones. Su obstinación obedecería al rechazo a vender la cosecha por debajo de sus expectativas. Después, la crisis también se ha agravado porque los transportistas han continuado con su bloqueo de carreteras, alegando que su actividad sigue parada en tanto los sojeros no normalicen la actividad comercial. En tercer lugar, el desabastecimiento se ha acentuado, pero no solamente en los productos del campo, ya que el faltante de combustibles - tanto nafta como gas comprimido y gasoil- no cesa de crecer. Aquí no sólo interviene la perturbación del transporte y el caos en las rutas, sino que las compañías petroleras están afectando la provisión interna de naftas en beneficio de la exportación. Cuentan con la complicidad del gobierno, que alienta la suba del precio interno de los combustibles luego de los ingresos de Eskenazi y del grupo Pampa Holding -dos ‘burgueses reconstruidos'- a Repsol y Metrogas, respectivamente. A pesar de que el petróleo y las naftas han subido mucho más que la soja en el mercado internacional, la retención para estas últimas sigue en el 35 por ciento, lo que constituye un incentivo a la exportación y lleva al encarecimiento del mercado interno.
Brigadas
Políticamente, el gobierno se ha golpeado con su propio garrote. Luego de haber lanzado a los transportistas contra los sojeros, ahora se enfrenta a un bloqueo indefinido de los caminos por parte de los primeros, a quienes no les alcanza con el levantamiento de los piquetes por parte de las entidades patronales del agro, mucho menos cuando el desacuerdo con el levantamiento de las medidas de fuerza ha llevado a numerosos sectores de la patronal sojera a mantener los piquetes en diversos distritos. Propiciar desde el Estado el choque físico de un sector social contra otro -en este caso dos sectores patronales o propietarios- entraña un principio de desintegración del régimen político vigente y plantea una metodología de tipo fascistizante que ya se ha puesto en evidencia con los ataques patoteriles a los trabajadores del Hospital Francés, a los docentes de Neuquén y de Santa Cruz, a los estudiantes de la Fuba y a los obreros del subterráneo porteño.
Gato por liebreEl gobierno finge una serenidad que es proporcional a su desconcierto. La jornada del discurso en cadena de la Presidenta estuvo presidida por el rumor persistente de que anunciaría un megayacimiento de gas en Tierra del Fuego, al estilo de Lula. Al final produjo un verdadero mamarracho: el anuncio de viviendas, hospitales y rutas que no se encuentran presupuestadas y cuyo financiamiento depende de un fondo incierto, atado a la volatilidad de los precios internacionales. La Presidenta promete una revolución hospitalaria cuando toda su orientación, como la de quienes la precedieron, ha sido arancelizar los servicios y someterlos a todas las formas de privatización. Al día siguiente de la escenificación en cadena del apoyo de los grandes patrones, la fuga de dólares siguió sin mosquearse por la perspectiva de que el Banco Central continúe operando para bajar su cotización. Ninguna de las entidades patronales oficialistas quisieron pronunciarse en apoyo a los anuncios. El razonamiento de los evasores de divisas es simple: sin cereales no hay exportación; sin exportación no entrarán dólares por lo que el dólar volverá a subir. También suponen que la industria no tolerará por mucho tiempo la revalorización del peso, la cual dejaría fuera de juego, para dar un ejemplo, a la industria de autopartes que un reciente acuerdo con Brasil pretende revitalizar. En definitiva, la raquítica Bolsa porteña se hundió el martes 11, registrando un récord de venta de acciones. El Banco Central vende dólares a uno y tres meses a un precio inferior al actual, pero la acentuación de la crisis general podría incentivar a los especuladores que han comprado esos dólares a apostar a una devaluación del peso y obtener al final una enorme ganancia.
‘Madonna' Quirós
Los kirchneristas se entusiasman con la posibilidad de realizar un acto de masas en la capital de sus adversarios, Rosario. Es, sin embargo, una apuesta arriesgada, incluso si se empeñan a fondo en el uso de sus aparatos. No hay ningún movimiento popular de apoyo al gobierno, cuya cotización en las encuestas se está despeñando día a día, cuando sí lo hay en el campo adversario (como quedó probado el 25 de mayo pasado). Por otro lado, el gobierno está siendo perjudicado por la división creciente de la CGT y del pejotismo, en línea con la división de la clase capitalista por el problema del campo. Como además nunca hay dos sin tres, una movida oficial podría terminar a los garrotazos entre los ‘camioneros' y los ‘constructores'. La crisis ha cobrado un carácter abiertamente político con la división del pejotismo, al punto que una victoria de Reutemann en la interna santafesina podría ser el punto de partida de una conspiración para poner fin al mandato de la Presidenta.
Golpismo
El gobierno, desde el comienzo de la crisis, ha toreado a la patronal sojera para que declare sus intenciones golpistas, mientras por anticipado la denunciaba por alentar propósitos ‘destituyentes' (así funciona la hipocresía oficial). Las entidades agrarias no recogieron el guante, pero por esta razón: al no poder plantear un enfrentamiento de conjunto, han tenido que retroceder. El gobierno apostó en la pelea su propia sobrevivencia, lo que marca el impasse en que se encuentra. Apostó a que ningún otro sector patronal se cruzaría a la vereda del ‘campo' y aún menos el imperialismo en general y el gobierno Bush en particular. El frente agrario ha comenzado a dividirse ante la extensión en el tiempo de la parálisis económica, porque el sector agrofinanciero necesita ofrecer rendimientos a sus inversores y los monopolios de exportación necesitan embarcar granos. Pero el levantamiento de las medidas de fuerza del agro no ha reconstruido el equilibrio anterior ni creado uno nuevo. La crisis mundial, que se ha acentuado esta semana, impulsa las tendencias centrífugas dentro del país.
Para aportar un solo dato: en concepto de utilidades y de dividendos salieron de Brasil 300.000 millones de dólares en el último año, lo cual ha puesto en rojo la cuenta corriente de nuestros vecinos con el exterior.
Obreros a las cosas
La clase obrera no ha mostrado ninguna señal de intervención política a lo largo de esta prolongada crisis; existe en su seno una marcada desconfianza en ambos bandos. Ninguno de ellos, por otro lado, ha intentado movilizar al proletariado en su favor; el gobierno sigue con sus techos salariales, los sojeros no quieren ni oír hablar de las necesidades y reclamos de los obreros rurales. La tarea de movilizar a la clase obrera corresponde a los socialistas. La polarización entre dos bloques capitalistas ha frenado hasta un cierto punto la lucha económica de los trabajadores, por lo cual si prospera una tregua, incluso inestable, entre los dos sectores patronales, es probable que vuelvan a la superficie los reclamos obreros, en especial por el crecimiento de los precios de la canasta familiar. Pero incluso un cambio de escenario que favorezca la lucha de los trabajadores sería insuficiente para superar la falta de una iniciativa política. Por eso el Partido Obrero se empeñará todavía más en las próximas semanas en una campaña de agitación socialista frente a la crisis. Contra la desorganización nacional provocada por la pelea capitalista y la destrucción de las precarias condiciones de vida de los trabajadores, planteamos la nacionalización de la banca, el comercio exterior, la gran propiedad y el capital agrario y sus puertos privados. Por un congreso obrero y popular para discutir un plan económico y político que reorganice al país sobre nuevas bases sociales. Un acuerdo entre la patronal agraria y el gobierno sería un pacto que pagarían los trabajadores. En oposición al ‘diálogo' entre ambos grupos capitalistas reclamamos una discusión política nacional con la intervención de todas las clases sociales, en primer lugar de la clase obrera a partir de la deliberación de sus bases.
Siempre amanece
La crisis en curso es la manifestación del ingreso en una fase de transición política. Debemos aprovechar esta transición, que transcurrirá en medio de crisis y luchas crecientes, para impulsar la renovación política de la clase obrera: poner fin a la burocracia sindical, a la integración de los sindicatos al Estado, al seguidismo al nacionalismo y estructurar un proletariado políticamente independiente.

El salario del peón rural



El boom sojero no subió el salario rural. Desde diciembre de 2007, el peón general gana 1.080 pesos. El conductor tractorista o maquinista de cosechadora y demás maquinarias - el más especializado de la escala- 1.203 pesos.
La escala prevée trabajo infantil "legal" con mensualidad de 684 pesos para los chicos de 14 a 15 años, con incrementos sucesivos hasta los 972 pesos para los jóvenes de 17 a 18. Se establece además, para los casos en que se reconozca la comida, un importe de 6,24 pesos por día, para reponer fuerzas en jornadas que son siempre de sol a sol.
Todo esto está sujeto a sustituciones en especies, variedad prevista en la Ley 22.248 que rige desde el tiempo de Videla y reglamenta un verdadero paraíso de flexibilidad laboral, excluyendo de la Ley de Contrato de Trabajo a los compañeros rurales.
No se trata tampoco de una paritaria, sino de una Comisión Nacional de Trabajo Agrario, organismo tripartito donde participan Uatre, la patronal y el Estado. La comisión aprobó esos importes en octubre pasado, con el voto en contra (naturalmente a la baja) de la "combativa" Confederaciones Rurales Argentinas que dirige el ahora mediático Mario Llambías.
El problema no se agota en este convenio de la pobreza, es apenas una referencia. Según la consultora Equis "el campo remunera a sus trabajadores con el salario medio más bajo de la economía, un 40% por debajo del valor de la canasta de pobreza, mantiene un 42% de trabajadores sobreocupados con jornadas laborales de más de diez horas y adicionalmente los castiga con una tasa de informalidad laboral del 72%" (Crítica, 20/5).
La "informalidad" está legalizada mediante los trabajos de "temporada" que dominan la contratación arrendataria. "En actividades como el tabaco (Misiones, Salta), el trabajo asalariado ha reemplazado la mediería, pero mediante el trabajo temporario, constituyendo un mercado de trabajo precario (Neiman y Quaranta).
Lo que "Momo" Venegas de Uatre (moyanista y jefe de las 62 Organizaciones, hoy alineado con las cuatro entidades patronales en la crisis del agro) exhibió todos estos años como los "grandes avances" del trabajador rural es la entrega más grande del movimiento obrero de estos tiempos.
Las descomunales ganancias de la devaluación monetaria y los sobreprecios internacionales del agro que embolsaron los pulpos exportadores, las compañías de agroquímicos y semillas transgénicas, los pools de siembra, los arrendatarios y los propietarios de campos de todo tamaño, aún de pequeñas extensiones que viven de renta, se hicieron sobre la más brutal superexplotación de la mayor fuerza social del "campo": más de un millón de obreros rurales.
El trabajador rural es un "desaparecido" en esta crisis, está a la rastra de la patronal como consecuencia de la nefasta política de su burocracia sindical, cuando como nunca antes se ha puesto en el debate nacional la disputa y la usurpación de la riqueza que crea. Esta política criminal es seguida por la izquierda "chacarera" que acompañó el disimulo de la patronal agraria y del gobierno, cómplices de esta situación.
Un programa de la clase obrera agraria debe formar parte de la agenda de debate nacional alrededor de la crisis planteada. Doble aguinaldo para los trabajadores rurales. Garantía horaria y salarial durante todo el periodo del lock-out patronal. Derogación de la ley videliana que los excluye del contrato universal de trabajo, paritarias para el trabajador rural; organización en campos, fincas y sociedades de explotación agraria; prohibición del trabajo infantil; jornada de ocho horas; salario equivalente a la canasta familiar.

Obama: En busca del “orden” perdido

Barak Obama no necesitó esperar la Convención partidaria para ganar la candidatura presidencial demócrata: derrotó a la aparentemente imbatible maquinaria electoral de los Clinton recurriendo a una movilización política sin precedentes en los últimos años. Masas de jóvenes universitarios y de votantes negros se inscribieron para votar por él en las internas. La afluencia de votantes en las internas demócratas duplicó (y en algunos casos hasta triplicó) a los votantes de las internas republicanas. El acto donde se proclamó candidato reunió 17 mil personas. En el curso de la campaña, realizó una docena de actos con 20.000 asistentes y otras dos docenas en las que participaron hasta 10.000. En Portland, reunió 75.000 personas.
Candidato del "establishment"
Obama ha recibido el apoyo de los Zbigniew Brzezinsky, Dennis Ross, Francis Fukuyama y Edward Kennedy y de los dirigentes del Consejo de Relaciones Exteriores. Obama es el hombre al que un sector del imperialismo (y no sólo en Estados Unidos) asigna la tarea de superar la crisis del régimen político creada por el fracaso del gobierno de Bush y por la propia crisis económica.
Charles Kupchan y Ray Takeyh, dos especialistas del Consejo de Relaciones Exteriores, han explicado: "Después de ocho años en los cuales en Washington prevaleció una peligrosa mentalidad de bunker, la intención de Obama de abrirse al diálogo con amigos y enemigos ofrece la mejor esperanza de devolver un orden al tremendo desorden que el gobierno de Bush dejará tras de sí" (Corriere della Sera, 25/5).
Garrote y zanahoria
Sus pronunciamientos sobre política exterior son ilustrativos.
Obama no tiene divergencias con McCain a la hora de definir a los "amigos" y a los "enemigos". Entre los primeros cita a Israel, Egipto, México, Colombia y Lula; entre los segundos, a Irán, Hamas, Hezbollah, Siria, Chávez, Evo Morales y el gobierno cubano.Tampoco tiene divergencias con el candidato republicano sobre cómo tratarán a los "amigos". Apoya política y militarmente a Israel y defiende las colonias sionistas en los territorios palestinos. Ambos candidatos respaldan la continuidad del criminal "plan Colombia" e, incluso, la violación de la soberanía territorial de Ecuador y Venezuela con la excusa del "combate a las Farc".
Obama tampoco discrepa con McCain en lo que pretenden de sus "enemigos": el fin del proyecto atómico de Irán, la "democratización" de Cuba, la "neutralización" de Chávez.Las divergencias, sin embargo, son también estridentes.
McCain rechaza cualquier trato diplomático con los "enemigos"... hasta que se rindan. Su política frente a Cuba es ilustrativa: mantendrá el embargo hasta que La Habana libere a los presos políticos, legalice a los partidos y sindicatos, tenga una "prensa libre" y convoque elecciones "multipartidarias" bajo el control de observadores externos. Más aún, anunció que juzgará penalmente a los funcionarios cubanos, "empezando por los hermanos Castro", por asesinato y narcotráfico.
Obama también exhibe un garrote. Defiende el mantenimiento del embargo contra Cuba y el "plan Colombia" y hasta propone lanzar un "plan" similar en México. Pero a esto le agrega un módica "zanahoria". Ofrece "negociar sin precondiciones" con "los enemigos". Pone como ejemplo a Nixon y Kissinger, que llegaron a acuerdos estratégicos con Mao. Respecto de Cuba, anunció que está dispuesto a "iniciar negociaciones" si el régimen castrista libera a los presos políticos.
"Las palabras más duras de Obama", según el corresponsal de La Nación en Estados Unidos, fueron para Chávez, quien debe enfrentar elecciones municipales en noviembre, en el mismo momento en que se estará votando en Estados Unidos. Obama actúa como un agitador de la oposición escuálida.
Obama fue ovacionado en la Fundación Cubano-Americana, el centro de la gusanería de Miami, cuando anunció que eliminaría, sin condiciones, las trabas impuestas por Bush a los viajes de los cubanos residentes en Estados Unidos a la isla y a las remesas de dinero de los exiliados. Obama invitó al exilio cubano a tomar parte en las negociaciones con el gobierno de Raúl Castro. Parece haber ganado para su causa a una parte del exilio: Joe García, antiguo director de la Fundación Cubano-Americana, enfatizó que "una mayoría de cubano-americanos favorecen una ruptura del actual y fracasado status quo" (ídem).
También fue ovacionado por los miembros de la Aipac (el principal lobby sionista de los Estados Unidos), reunidos en Nueva York, cuando dijo que impediría el desarrollo nuclear iraní y cuando defendió que Jerusalén continúe bajo la dominación de Israel. "Se metió en el bolsillo un auditorio teóricamente hostil", sintetizó El País (8/6).
‘Obama viene a poner orden', dicen quienes lo respaldan. En boca de voceros imperialistas, el "orden" es siempre una consigna reaccionaria. La peculiaridad de la situación es que, para llegar al "orden", una parte del "establishment" imperialista sostiene que se debe recurrir a un negro centroizquierdista.