Movilización y plan de lucha nacional
Con vistas al sexto aniversario de los asesinatos de Kosteki y Santillán se ha producido una autoconvocatoria a la que no ha faltado nadie, incluso agrupaciones que no estuvieron en la histórica jornada que apuró la salida del gobierno de Duhalde. Claro, con la ausencia de la agrupación Barrios de Pie que, aunque se resista hoy a actuar como fuerza de choque del oficialismo, está enredada en la defensa política del gobierno.
La necesidad de la movilización es enorme, si se tiene en cuenta la agudización de la pobreza de millones de familias trabajadoras, la irrupción de fuertes movilizaciones (y represión) contra el hambre en la Quiaca, un rearme del movimiento piquetero en el Chaco por trabajo y otras reivindicaciones; también en distritos del gran Buenos Aires, como Lanús y otros.
El 26, el puente tiene que ser la barricada desde la que se lance un programa frente a la crisis social y alimentaria, asentado en la movilización y organización independiente de los trabajadores de la ciudad y del campo, jamón del sándwich de la disputa intercapitalista. Disputa que domina el escenario político nacional y al mismo tiempo exhibe la impotencia de toda la "burguesía nacional" kirchnerista para dar una salida que no sea tarifazos, inflación, caída de los salarios y jubilaciones, derrumbe de la educación y los comedores escolares, paralización de viviendas y obras públicas, en el altar de la deuda pública y los déficits provinciales.
Por otro lado, un Fanchiotti que vulnera su prisión como parte de un aparato represivo actuante, que no ha sido desmantelado, lo que se ha pagado muy caro con la desaparición de Jorge Julio López y, por el otro, la lucha del movimiento popular contra la represión y contra la impunidad. El puente será un punto de convocatoria a toda la vanguardia obrera reprimida por la prefectura de Febres, como los jóvenes del Casino, los textiles de Mafissa reprimidos por la infantería de Scioli, para las víctimas de la patota sindical sustituta de las bandas parapoliciales, sufrida por los trabajadores del subte, del Francés, del Indec y de tantos otros sectores.
La posición de la que fuimos parte, en el sentido de culminar el acto con una marcha a Plaza de Mayo, no ha tenido consenso. Pero como el 1º de Mayo, defendemos y organizamos un acto común, con un programa común, expresado en un documento común, para que la movilización sea el primer paso de un plan de lucha por las banderas expuestas, de carácter nacional, en todas las provincias del país.
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