jueves, 19 de junio de 2008

Apogeo y fracaso de la CGT de los Argentinos


A CUARENTA AÑOS DE SU NACIMIENTO

La CGTA nació el 29 de marzo de 1968 y podría decirse que dejó de existir con el paro general convocado por ella misma el 1º de julio de 1969, quince meses después. Fue un período crítico de la lucha de clases hasta el Cordobazo. A escala internacional, fueron los quince meses del Mayo Francés, de la Primavera de Praga, del Otoño Caliente italiano, de las rebeliones estudiantiles en Japón y México.
En junio de 1966, Perón y la burocracia sindical en pleno apoyaron el golpe militar. La ofensiva de Onganía contra los trabajadores provocó dos grandes huelgas: la ferroviaria y la portuaria, y obligó a la CGT a improvisar un plan de lucha que terminó en el fracaso de la huelga general del 1º de marzo de 1967. Se inició una etapa de un reflujo de la clase obrera que la dictadura aprovechó para lanzar un durísimo "plan de ajuste".
El 28 de marzo de 1968 se constituyó el congreso de "normalización" de la CGT, concebido por la propia dictadura para colocar al frente a su bloque incondicional: los "participacionistas". A esa altura, sin embargo, frente a los primeros signos de agotamiento de la dictadura, Perón había dado un viraje y armado un frente con el derrocado presidente de la UCR (Illía) por "el regreso de las instituciones". Esta crisis astilló el Congreso de la CGT: los "participacionistas" se negaron a concurrir, a sabiendas de que eran minoría. La conducción fue asumida por el bloque burocrático ligado al frente Illía-Perón, con Raimundo Ongaro como secretario general. Los vandoristas, en minoría, se retiraron y formaron la CGT de Azopardo junto a los participacionistas.
Así nació la CGTA. No fue precedida por ninguna "rebelión de las bases" sino que nació desde arriba, "ni organizativa ni políticamente se hicieron presentes los activistas antipatronales y las bases obreras sometidas a la opresión dictatorial capitalista... el congreso estaba controlado por la burocracia a través de los delegados que se digitan en las elecciones sindicales cada dos años".1 Políticamente, las resoluciones exigieron la "normalización institucional". El propio Ongaro fue seleccionado por Perón, luego de la muerte accidental de Amado Olmos.2
El reconocimiento, por parte del Congreso, de los sindicatos intervenidos por la dictadura fue "un paso limitado de ruptura con la dictadura mediante una concesión mínima e indirecta al proletariado".3
La defensa de la burguesía "nacional"
La CGTA abrió una expectativa en el movimiento obrero porque se presentó en oposición a la burocracia de los grandes sindicatos que colaboraban con la dictadura. De ahí su consigna "antes honra sin sindicatos que sindicatos sin honra". La incorporación de sindicatos y centrales del interior en los días siguientes tuvo características masivas. Desde fines de marzo hasta fines de junio, en sólo tres meses, "la CGTA podía afirmar que tenía 650.000 afiliados, con su mayor fuerza en las provincias, en tanto los sindicatos de Vandor, con su base de poder en los gremios industriales del Gran Buenos Aires... alegaban contar con alrededor de 785.000 afiliados".4
El 1º de mayo de 1968, ante unos 5.000 trabajadores convocados en el Córdoba Sport, Ongaro proclamó el "Programa del 1º de Mayo de la CGTA".
El texto es, ante todo, una defensa apasionada de la burguesía "nacional". Impugna la "rebaja de los aranceles de importación", el "dumping", la ausencia de financiamiento a los "fabricantes nacionales". Convoca a empresarios, comerciantes y productores y... al propio gobierno, para impedir "la entrega del patrimonio económico del país a los grandes monopolios norteamericanos y europeos".
Reclama el respeto a la "voluntad del pueblo" y dice, en relación con militares que no nombra, que "preferiríamos tenerlos a nuestro lado (con)... las posiciones que algunos de ustedes parecieran haber abandonado".
Dentro de estos conceptos plantea que "el comercio exterior, los bancos, el petróleo, la electricidad, la siderurgia y los frigoríficos deben ser nacionalizados" o "una profunda reforma agraria, con las expropiaciones que ella requiera".
El programa de la CGTA carece de un plan de lucha y no plantea los métodos de lucha -huelga general, ocupaciones, piquetes.
El programa de la CGTA reivindica una continuidad de los programas de Huerta Grande y La Falda, porque es una reformulación de la línea histórica de "izquierda" de la burocracia sindical, pero no plantea la independencia política y organizativa del movimiento obrero frente al Estado y el nacionalismo burgués. Se inscribe en el peronismo y en el retorno de Perón.
Las primeras oportunidades...
Los choques dentro del gabinete y de la camarilla militar, exacerbados por los primeros signos de agotamiento del plan económico, alentaron la expectativa de giro político. En función de esta perspectiva, Perón y Vandor acuerdan en octubre del ‘68 la reconstitución de las 62, que se convertiría en punto de partida de una sangría sistemática de sindicatos de la CGTA hacia la CGT Azopardo. Hacia fines del ‘68, la CGTA había quedado reducida a un puñado de sindicatos.
Aun así, tuvo una oportunidad. En los últimos meses de 1968 y comienzos de ‘69 se libraron una serie de huelgas en grandes plantas. Derrotadas casi sin excepción, pusieron a prueba a la dictadura cada vez con mayor fuerza. La CGTA estuvo ausente de todo este proceso. La huelga de los petroleros de Ensenada, afiliados a la CGTA, durante octubre y noviembre del '68, se convirtió en una causa nacional, pero la CGTA fue incapaz de organizar una campaña de solidaridad y apoyo, incluso dentro de los límites de la regional La Plata, que estaba bajo su liderazgo. Una conducta similar tuvo en el verano del ‘69 durante la huelga de los gráficos de Fabril Financiera, al punto que las publicaciones de ésta fueron editadas sin inconvenientes por otros talleres gráficos, quebrando una tradición del gremio.
...y la última
La CGTA no jugó ningún rol relevante en la gestación y desarrollo del Cordobazo de mayo del ‘69. En las jornadas previas, el protagonismo del vandorismo en el movimiento de lucha contra las "quitas zonales" (reducción del salario con el pretexto de la promoción industrial) en la UOM le permitió retomar el control de la seccional Córdoba. Tuvo la iniciativa en el paro de Rosario del 23 de mayo, propuesto por la UOM. Días antes del Cordobazo, Vandor se entrevistó con Tosco, Torres (Smata), Simó (UOM) y Atilio López (UTA) y allí se acordó la convocatoria al paro general del 30 de mayo, sin prever el Cordobazo que la precedería.
La jornada del 29 fue concebida, organizada y ejecutada por la aguerrida vanguardia obrera, en primer lugar del Smata, que en ese tiempo estaba en pleno desarrollo). La CGTA lejos de ser un impulso a esta vanguardia, fue un freno. Durante todos los movimientos de lucha, los ongaristas siguieron una cuidadosa política de "no injerencia" en los asuntos internos del Smata, para mantener una paz diplomática con el vandorismo.5
Con el Cordobazo, la CGTA tenía aún una última oportunidad de retomar la iniciativa perdida. Pero no pasó nada. Cuando todo el activismo del país, y de Córdoba en particular, esperaba la continuidad de la lucha y una reorganización en profundidad de las fuerzas obreras, la CGTA se reunió el 3 de junio (una semana después) y resolvió... pasar a cuarto intermedio hasta el 11 de junio.
El 1º de julio la CGTA lanzó por la propia un paro de 24 horas que fue cumplido por numerosos trabajadores a pesar de la oposición de la CGT vandorista. Fue su acto final aunque la disolución formal llegara más tarde.
La reunificación de las 62 y de la CGT progresó cada vez más rápidamente, como lo que terminó de sepultar a la CGTA.
El llamado "sindicalismo de liberación" tuvo en este período su mayor oportunidad histórica y reveló su total inviabilidad. A la cabeza de la CGT en una etapa excepcionalmente revolucionaria, no pudo superar sus limitaciones. La tesis de la "liberación" no sirvió para otra cosa que para justificar las componendas dentro de la burocracia y el sometimiento a Perón.

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