"El Cronista" y Chávez confirman a "Prensa Obrera"
Menos de 24 horas después de la salida de Prensa Obrera (Nº 1.037, del 15 de mayo), el diario El Cronista confirma, punto por punto, el análisis del periódico que cuestiona la realidad de una nacionalización de Sidor. Al día siguiente lo hizo La Nación. Esta confirmación plantea un desafío político urgente al Sutiss, el sindicato de la industria siderúrgica de Venezuela, que ha apoyado en forma incondicional una nacionalización que no existe y que, por el contrario, puede transformarse en una amenaza contra los derechos sindicales y laborales de los trabajadores. La detallada información que provee El Cronista deja en ridículo la pretensión de que la rebautizada Sidor se haya convertido en una "empresa socialista" (como si pudiera existir semejante cosa).
En Prensa Obrera habíamos advertido sobre la operación en marcha. "Si Venezuela se queda con el 60% de las acciones, decíamos, no tendríamos una nacionalización sino una ampliación del capital del Estado en una empresa con fuertes intereses privados y, por otro lado, el mantenimiento del capital de un pulpo internacional que cotiza en las Bolsas de los principales mercados". En ese caso, "como el interés del inversor privado no es cobrar los dividendos que pueda pagar la empresa sino participar en su operatoria, que es la que produce todas las grandes ganancias ocultas, la ampliación del capital público equivaldría a un pacto de negocios entre el capital privado y el Estado".
La información de El Cronista ratifica todas estas conclusiones. Dice que como resultado de las "intensas gestiones" propiciadas por el gobierno argentino, "en las últimas semanas comenzó a esbozarse una solución que sería medianamente satisfactoria para ambas partes (...) En ámbitos oficiales y privados se toma el 20 por ciento que conservaría Ternium como dato clave. Porque marcaría la disposición de Venezuela a no romper lanzas definitivamente con Techint" y supondría "conservar alguna representación en el nuevo directorio de la siderúrgica" (El Cronista, 16/5).
En Prensa Obrera describimos este operativo en varios artículos desde marzo último. Señalamos el interés de Techint por mantener la unidad operacional de su emporio, y por lo tanto, de su capital. En caso contrario, quedaría expuesta en forma mortal a la competencia de Arcelor-Mittal, que domina buena parte del mercado brasileño y compró Acindar en Argentina.El Cronista ratifica todo. Dice: "además de conservar el 20% de Sidor en manos de su controlada Ternium (Techint) podría continuar con el abastecimiento de materias primas a sus plantas de la Argentina" (o a otras). Desde que Chávez amenazó con la nacionalización, desde el holding argentino se remarcó la ruptura de su esquema productivo regional (y global también) que produciría su salida de Sidor. Dicho en otros términos, la pseudo-nacionalización de Sidor rescata la unidad capitalista del pulpo Techint de cara a sus trabajadores, por un lado, y de cara a la competencia de los otros pulpos, del otro. A partir de esto no debería sorprender que el presidente Chávez haya reconvenido en duros términos a los sindicalistas que reclaman la integración a Sidor de los obreros de las empresas contratistas.
Paraíso terrenal
El artículo de Prensa Obrera llamó la atención sobre un hecho inadvertido para otros: "El anuncio de la nacionalización que no es tal no movió para nada la cotización de Ternium-Techint en las bolsas internacionales". Y agregó: "Si las cosas quedaran así, Chávez se estaría encargando de las relaciones laborales de la Siderúrgica y Techint de los negocios. La ‘dream factory' para un capitalista". El Estado cumpliría funciones de capataz y Techint las operaciones comerciales y financieras.
¿Y qué informa El Cronista 48 horas después? Con un encabezado que dice "Techint podría quedarse con la gestión comercial de Sidor", El Cronista señala que "Con esta fórmula cada uno logra manejar lo que más le interesa (sic). Al gobierno de Venezuela le queda la mayoría accionaria (por un precio que todavía se está discutiendo), el manejo del tema laboral (puntapié inicial del conflicto) (sic, sic) y la política de precios", y a Techint "la comercialización de la firma". El Cronista agrega: "Si se trata de la gerencia comercial, la gestión argentina habrá llegado al mejor escenario planteado en las últimas semanas" (ídem). En otras palabras, La ‘dream factory'... sobre la que advirtió Prensa Obrera, 24 horas antes.Los trabajadores de la rebautizada Siderúrgica Maneiro deben considerar seriamente lo que está ocurriendo, porque que representa un giro de 180º en las expectativas que han manifestado acerca de la nacionalización.
Los "pasivos ocultos"
El artículo de Prensa Obrera Nº 1.037 decía lo siguiente: "El otro punto a tratar es el precio a asignar al capital de la Siderúrgica, para determinar cuánto habría que pagar a Techint por la parte que vaya a ceder. La controversia es curiosa porque se supone que el capital de una empresa está determinado en sus libros. Pero Techint tiene su propio cálculo, que deriva de las ganancias esperadas en un período de años. Lamentablemente, el pulpo no aplica este criterio para pagar los impuestos. Chávez cree que el precio es otro. En ninguno de los dos casos (o sea, ni la una ni el otro) se ha partido de una auditoría de la empresa, que ha sido acusada de múltiples fraudes, como por ejemplo numerosos pasivos ocultos, en especial por incumplimiento de las leyes laborales e incluso el no pago de dividendos a los trabajadores con participación accionaria".
El Cronista aporta pruebas adicionales sobre esta advertencia. Dice que el decreto-ley de nacionalización (6058) plantea una fórmula de indemnización que no incluye la amenaza chavista de descontar deudas laborales, daños económicos y ambiéntales".
Lo que llevaría, concluye el diario financiero argentino, a un "precio razonable tanto para Techint como para el gobierno argentino" (El Cronista, ídem anterior). Aquí, el diario se deja llevar por sus deseos, porque el ‘precio' de la indemnización sigue siendo el punto de discordia, aunque excluya cualquier resarcimiento por los pasivos ocultos y los fraudes legales y contables.
Omisiones
El artículo de El Cronista no se interna en el acuerdo laboral que Chávez presentó como "el contrato colectivo por el cual ustedes tanto lucharon" (La Nación, 14/5). En ese caso podría haber reparado en el señalamiento del artículo de Prensa Obrera de que "este punto ha llevado a un choque con los nueve mil trabajadores tercerizados que reclaman revistar en la nómina de la ‘empresa socialista'. El convenio de trabajo suscripto hace una semana con la dirección sindical solamente prevé el traslado de 600 obreros que trabajan para contratistas". Prensa Obrera caracterizó que "Chávez ha intervenido en calidad de árbitro de un gran conflicto social... para poder retomar el control laboral, social y político de este gigantesco conglomerado productivo (e incluso del movimiento obrero)".
Nadie podría reclamar, naturalmente, que El Cronista desarrolle conceptualmente las conclusiones que saca el artículo, pero ahora queda aún más claro que la empresa solamente tendrá de "socialista" el látigo laboral, pues la gestión capitalista o el llamado "modelo de negocios" será co-determinado en función de los intereses internacionales de Techint.
Clarificación
La confirmación que aporta El Cronista a la caracterización anticipada en nuestro periódico, revela de manera apabullante el carácter capitalista del nacionalismo burgués. De paso, esto desmiente que la llamada nacionalización de Sidor forme parte de un vuelco más acentuado hacia la izquierda por parte del gobierno de Chávez. El gobierno bolivariano acaba de decretar aumentos de dos dígitos en los alimentos y ha incrementado la emisión de deuda pública para financiar una reducción del bolívar fuerte en el mercado paralelo.
La consigna de la nacionalización sigue vigente en la ex Sidor - sin indemnización y aún con resarcimiento. Pero del mismo modo que Techint valoriza la unidad operativa del pulpo (su capital), la clase obrera debe entender la nacionalización en el marco operativo del conjunto de la economía de Venezuela. O sea que debe haber una nacionalización integral de la industria pesada de Venezuela y un plan único controlado y gestionado por los trabajadores.
La conducta oficial frente a la nacionalización pone de manifiesto la necesidad de una estructuración política independiente del proletariado. Es esto lo que deberían discutir los diversos plenarios y congresos que está convocando el activismo y las direcciones sindicales de Venezuela: un Congreso Obrero que reúna a todos los contingentes del proletariado para presentarlo como la única alternativa consecuente al imperialismo.
(Todas las citas de El Cronista pueden encontrarse en la página 7 de su edición impresa del viernes 16 de mayo).
Menos de 24 horas después de la salida de Prensa Obrera (Nº 1.037, del 15 de mayo), el diario El Cronista confirma, punto por punto, el análisis del periódico que cuestiona la realidad de una nacionalización de Sidor. Al día siguiente lo hizo La Nación. Esta confirmación plantea un desafío político urgente al Sutiss, el sindicato de la industria siderúrgica de Venezuela, que ha apoyado en forma incondicional una nacionalización que no existe y que, por el contrario, puede transformarse en una amenaza contra los derechos sindicales y laborales de los trabajadores. La detallada información que provee El Cronista deja en ridículo la pretensión de que la rebautizada Sidor se haya convertido en una "empresa socialista" (como si pudiera existir semejante cosa).
En Prensa Obrera habíamos advertido sobre la operación en marcha. "Si Venezuela se queda con el 60% de las acciones, decíamos, no tendríamos una nacionalización sino una ampliación del capital del Estado en una empresa con fuertes intereses privados y, por otro lado, el mantenimiento del capital de un pulpo internacional que cotiza en las Bolsas de los principales mercados". En ese caso, "como el interés del inversor privado no es cobrar los dividendos que pueda pagar la empresa sino participar en su operatoria, que es la que produce todas las grandes ganancias ocultas, la ampliación del capital público equivaldría a un pacto de negocios entre el capital privado y el Estado".
La información de El Cronista ratifica todas estas conclusiones. Dice que como resultado de las "intensas gestiones" propiciadas por el gobierno argentino, "en las últimas semanas comenzó a esbozarse una solución que sería medianamente satisfactoria para ambas partes (...) En ámbitos oficiales y privados se toma el 20 por ciento que conservaría Ternium como dato clave. Porque marcaría la disposición de Venezuela a no romper lanzas definitivamente con Techint" y supondría "conservar alguna representación en el nuevo directorio de la siderúrgica" (El Cronista, 16/5).
En Prensa Obrera describimos este operativo en varios artículos desde marzo último. Señalamos el interés de Techint por mantener la unidad operacional de su emporio, y por lo tanto, de su capital. En caso contrario, quedaría expuesta en forma mortal a la competencia de Arcelor-Mittal, que domina buena parte del mercado brasileño y compró Acindar en Argentina.El Cronista ratifica todo. Dice: "además de conservar el 20% de Sidor en manos de su controlada Ternium (Techint) podría continuar con el abastecimiento de materias primas a sus plantas de la Argentina" (o a otras). Desde que Chávez amenazó con la nacionalización, desde el holding argentino se remarcó la ruptura de su esquema productivo regional (y global también) que produciría su salida de Sidor. Dicho en otros términos, la pseudo-nacionalización de Sidor rescata la unidad capitalista del pulpo Techint de cara a sus trabajadores, por un lado, y de cara a la competencia de los otros pulpos, del otro. A partir de esto no debería sorprender que el presidente Chávez haya reconvenido en duros términos a los sindicalistas que reclaman la integración a Sidor de los obreros de las empresas contratistas.
Paraíso terrenal
El artículo de Prensa Obrera llamó la atención sobre un hecho inadvertido para otros: "El anuncio de la nacionalización que no es tal no movió para nada la cotización de Ternium-Techint en las bolsas internacionales". Y agregó: "Si las cosas quedaran así, Chávez se estaría encargando de las relaciones laborales de la Siderúrgica y Techint de los negocios. La ‘dream factory' para un capitalista". El Estado cumpliría funciones de capataz y Techint las operaciones comerciales y financieras.
¿Y qué informa El Cronista 48 horas después? Con un encabezado que dice "Techint podría quedarse con la gestión comercial de Sidor", El Cronista señala que "Con esta fórmula cada uno logra manejar lo que más le interesa (sic). Al gobierno de Venezuela le queda la mayoría accionaria (por un precio que todavía se está discutiendo), el manejo del tema laboral (puntapié inicial del conflicto) (sic, sic) y la política de precios", y a Techint "la comercialización de la firma". El Cronista agrega: "Si se trata de la gerencia comercial, la gestión argentina habrá llegado al mejor escenario planteado en las últimas semanas" (ídem). En otras palabras, La ‘dream factory'... sobre la que advirtió Prensa Obrera, 24 horas antes.Los trabajadores de la rebautizada Siderúrgica Maneiro deben considerar seriamente lo que está ocurriendo, porque que representa un giro de 180º en las expectativas que han manifestado acerca de la nacionalización.
Los "pasivos ocultos"
El artículo de Prensa Obrera Nº 1.037 decía lo siguiente: "El otro punto a tratar es el precio a asignar al capital de la Siderúrgica, para determinar cuánto habría que pagar a Techint por la parte que vaya a ceder. La controversia es curiosa porque se supone que el capital de una empresa está determinado en sus libros. Pero Techint tiene su propio cálculo, que deriva de las ganancias esperadas en un período de años. Lamentablemente, el pulpo no aplica este criterio para pagar los impuestos. Chávez cree que el precio es otro. En ninguno de los dos casos (o sea, ni la una ni el otro) se ha partido de una auditoría de la empresa, que ha sido acusada de múltiples fraudes, como por ejemplo numerosos pasivos ocultos, en especial por incumplimiento de las leyes laborales e incluso el no pago de dividendos a los trabajadores con participación accionaria".
El Cronista aporta pruebas adicionales sobre esta advertencia. Dice que el decreto-ley de nacionalización (6058) plantea una fórmula de indemnización que no incluye la amenaza chavista de descontar deudas laborales, daños económicos y ambiéntales".
Lo que llevaría, concluye el diario financiero argentino, a un "precio razonable tanto para Techint como para el gobierno argentino" (El Cronista, ídem anterior). Aquí, el diario se deja llevar por sus deseos, porque el ‘precio' de la indemnización sigue siendo el punto de discordia, aunque excluya cualquier resarcimiento por los pasivos ocultos y los fraudes legales y contables.
Omisiones
El artículo de El Cronista no se interna en el acuerdo laboral que Chávez presentó como "el contrato colectivo por el cual ustedes tanto lucharon" (La Nación, 14/5). En ese caso podría haber reparado en el señalamiento del artículo de Prensa Obrera de que "este punto ha llevado a un choque con los nueve mil trabajadores tercerizados que reclaman revistar en la nómina de la ‘empresa socialista'. El convenio de trabajo suscripto hace una semana con la dirección sindical solamente prevé el traslado de 600 obreros que trabajan para contratistas". Prensa Obrera caracterizó que "Chávez ha intervenido en calidad de árbitro de un gran conflicto social... para poder retomar el control laboral, social y político de este gigantesco conglomerado productivo (e incluso del movimiento obrero)".
Nadie podría reclamar, naturalmente, que El Cronista desarrolle conceptualmente las conclusiones que saca el artículo, pero ahora queda aún más claro que la empresa solamente tendrá de "socialista" el látigo laboral, pues la gestión capitalista o el llamado "modelo de negocios" será co-determinado en función de los intereses internacionales de Techint.
Clarificación
La confirmación que aporta El Cronista a la caracterización anticipada en nuestro periódico, revela de manera apabullante el carácter capitalista del nacionalismo burgués. De paso, esto desmiente que la llamada nacionalización de Sidor forme parte de un vuelco más acentuado hacia la izquierda por parte del gobierno de Chávez. El gobierno bolivariano acaba de decretar aumentos de dos dígitos en los alimentos y ha incrementado la emisión de deuda pública para financiar una reducción del bolívar fuerte en el mercado paralelo.
La consigna de la nacionalización sigue vigente en la ex Sidor - sin indemnización y aún con resarcimiento. Pero del mismo modo que Techint valoriza la unidad operativa del pulpo (su capital), la clase obrera debe entender la nacionalización en el marco operativo del conjunto de la economía de Venezuela. O sea que debe haber una nacionalización integral de la industria pesada de Venezuela y un plan único controlado y gestionado por los trabajadores.
La conducta oficial frente a la nacionalización pone de manifiesto la necesidad de una estructuración política independiente del proletariado. Es esto lo que deberían discutir los diversos plenarios y congresos que está convocando el activismo y las direcciones sindicales de Venezuela: un Congreso Obrero que reúna a todos los contingentes del proletariado para presentarlo como la única alternativa consecuente al imperialismo.
(Todas las citas de El Cronista pueden encontrarse en la página 7 de su edición impresa del viernes 16 de mayo).
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