Tren para todos / Nacionalización de los ferrocarriles y del transporte bajo control de los trabajadores
El "tren bala" no es un salto a la "modernización" sino un fabuloso negocio: entre Buenos Aires y Córdoba costará 24 centavos de euro por kilómetro (1,25 peso).El costo de obra, de 1.320,5 millones de dólares, se eleva a 4.000 millones cuando se incluye el financiamiento a 30 años a una tasa anual en dólares del 12%.Esta es una "oferta" financiera leonina del pulpo coimero Alstom y de los grupos argentinos Emepa (ligado a K) e Iecsa (del grupo Macri).Se ha dicho, con razón, que con los recursos afectados al proyecto estaríamos en condiciones de reconstruir integralmente los ferrocarriles. Pero para viabilizar este planteo es necesario nacionalizarlos y ponerlos bajo el control y la gestión obreras; de lo contrario se convertiría también en un negociado para otros sectores de la patronal o, incluso, para los mismos que pergeñan el ‘tren bala'.El colapso del transporte no es fruto de la improvisación. De él se benefician los concesionarios de trenes, los dueños de las empresas del transporte urbano, los concesionarios del peaje de rutas, la industria automotriz, los beneficiarios de la privatización de las aerolíneas y de los aeropuertos.¿Se puede construir un fondo de industrialización y reconstrucción del ferrocarril sin atacar la maraña de subsidios directos o indirectos del Estado a este conjunto de intereses? ¿Sin enfrentar el lobby automotriz? ¿Sin atacar la deuda externa? ¿Sin poner la tarea de reorganización en manos del poder público bajo control de los trabajadores?El gobierno "nacional y popular" es socio interesado en el negocio ferroviario actual, que seguirá en pie con el ‘tren bala'. En la reciente ley que creó las dos empresas "estatales" de trenes, "la compañía estatal administradora de la infraestructura (quedó) como un mero fondo fiduciario para la realización de obras" (Clarín, 29/2).Por todas estas razones, para conseguir el "tren para todos" es necesaria la nacionalización integral del sistema de transporte sin indemnización y con un resarcimiento por los fraudes perpetrados.Y bajo el control obrero en cada una de sus ramas.Reforcemos la campaña contra el ‘tren bala' y por la reconstrucción del sistema ferroviario, impulsando un congreso de bases de todos los trabajadores del transporte y de las industria básicas, para que un plan de reorganización asegure un desarrollo integrado de las distintas regiones y ramas, y eleve las condiciones de trabajo de sus obreros.
El "tren bala" no es un salto a la "modernización" sino un fabuloso negocio: entre Buenos Aires y Córdoba costará 24 centavos de euro por kilómetro (1,25 peso).El costo de obra, de 1.320,5 millones de dólares, se eleva a 4.000 millones cuando se incluye el financiamiento a 30 años a una tasa anual en dólares del 12%.Esta es una "oferta" financiera leonina del pulpo coimero Alstom y de los grupos argentinos Emepa (ligado a K) e Iecsa (del grupo Macri).Se ha dicho, con razón, que con los recursos afectados al proyecto estaríamos en condiciones de reconstruir integralmente los ferrocarriles. Pero para viabilizar este planteo es necesario nacionalizarlos y ponerlos bajo el control y la gestión obreras; de lo contrario se convertiría también en un negociado para otros sectores de la patronal o, incluso, para los mismos que pergeñan el ‘tren bala'.El colapso del transporte no es fruto de la improvisación. De él se benefician los concesionarios de trenes, los dueños de las empresas del transporte urbano, los concesionarios del peaje de rutas, la industria automotriz, los beneficiarios de la privatización de las aerolíneas y de los aeropuertos.¿Se puede construir un fondo de industrialización y reconstrucción del ferrocarril sin atacar la maraña de subsidios directos o indirectos del Estado a este conjunto de intereses? ¿Sin enfrentar el lobby automotriz? ¿Sin atacar la deuda externa? ¿Sin poner la tarea de reorganización en manos del poder público bajo control de los trabajadores?El gobierno "nacional y popular" es socio interesado en el negocio ferroviario actual, que seguirá en pie con el ‘tren bala'. En la reciente ley que creó las dos empresas "estatales" de trenes, "la compañía estatal administradora de la infraestructura (quedó) como un mero fondo fiduciario para la realización de obras" (Clarín, 29/2).Por todas estas razones, para conseguir el "tren para todos" es necesaria la nacionalización integral del sistema de transporte sin indemnización y con un resarcimiento por los fraudes perpetrados.Y bajo el control obrero en cada una de sus ramas.Reforcemos la campaña contra el ‘tren bala' y por la reconstrucción del sistema ferroviario, impulsando un congreso de bases de todos los trabajadores del transporte y de las industria básicas, para que un plan de reorganización asegure un desarrollo integrado de las distintas regiones y ramas, y eleve las condiciones de trabajo de sus obreros.
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