El pasado jueves 4/12, la Legislatura Porteña aprobó una ley que declara de utilidad pública y sujetos a expropiación (transitoria) los inmuebles de la fábrica Impa (Industria Metalúrgica y Plástica Argentina), ubicada en Querandíes al 4200. Luz Roja se acercó para conocer la opinión de los trabajadores.
“Logramos generar un vínculo con el barrio”, comenta Sonia, haciendo un balance de estos últimos meses de lucha, y enumera la gran cantidad de acciones que protagonizaron los trabajadores de la fábrica en este tiempo, desde asambleas en la calle hasta cortes sobre la Avenida Rivadavia.
“Cuando fue el desalojo, vinieron numerosas organizaciones, y eso sirvió para ejercer presión”, agrega. En abril del 2008, un brutal operativo policial desalojó de la planta a los obreros, bajo el cínico argumento de deudas con algunos proveedores. Los gobiernos de la Ciudad y de la Nación , máximos responsable del ahogo económico que sufren las empresas recuperadas, apelan también a la Gendarmería y la Policía para tratar de quebrar a los trabajadores.
“Viene una pelea muy dura por la situación en que se encuentra el país”, continúa Sonia. “Se ve en los pedidos de los clientes. Tenemos que comprar materia prima y no nos alcanza”.
“Se consiguió la expropiación, pero la lucha sigue”, resume Natalia, denunciando el abandono al que el Estado somete a la Cooperativa : la maquinaria es de 1964, se trabaja con generadores eléctricos por falta de luz, no hay gas, etc. En contraste con ello, Aluar, el monopolio del aluminio admirado por Cristina K, ha recibido ya más de 6 mil millones de dólares de manos del Estado.
La ocupación de toda empresa que cierre o despida, la asistencia estatal para garantizar el funcionamiento de las fábricas recuperadas, son medidas perentorias para una verdadera política de reactivación económica, de desarrollo de las fuerzas productivas, y de reorganización social en función de las necesidades de las masas, y no de los apetitos del capital y las camarillas gobernantes.
“Logramos generar un vínculo con el barrio”, comenta Sonia, haciendo un balance de estos últimos meses de lucha, y enumera la gran cantidad de acciones que protagonizaron los trabajadores de la fábrica en este tiempo, desde asambleas en la calle hasta cortes sobre la Avenida Rivadavia.
“Cuando fue el desalojo, vinieron numerosas organizaciones, y eso sirvió para ejercer presión”, agrega. En abril del 2008, un brutal operativo policial desalojó de la planta a los obreros, bajo el cínico argumento de deudas con algunos proveedores. Los gobiernos de la Ciudad y de la Nación , máximos responsable del ahogo económico que sufren las empresas recuperadas, apelan también a la Gendarmería y la Policía para tratar de quebrar a los trabajadores.
“Viene una pelea muy dura por la situación en que se encuentra el país”, continúa Sonia. “Se ve en los pedidos de los clientes. Tenemos que comprar materia prima y no nos alcanza”.
“Se consiguió la expropiación, pero la lucha sigue”, resume Natalia, denunciando el abandono al que el Estado somete a la Cooperativa : la maquinaria es de 1964, se trabaja con generadores eléctricos por falta de luz, no hay gas, etc. En contraste con ello, Aluar, el monopolio del aluminio admirado por Cristina K, ha recibido ya más de 6 mil millones de dólares de manos del Estado.
La ocupación de toda empresa que cierre o despida, la asistencia estatal para garantizar el funcionamiento de las fábricas recuperadas, son medidas perentorias para una verdadera política de reactivación económica, de desarrollo de las fuerzas productivas, y de reorganización social en función de las necesidades de las masas, y no de los apetitos del capital y las camarillas gobernantes.
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