jueves, 10 de julio de 2008

Por 30 millones de toneladas de soja

En un país donde el medio pelo de la gran prensa abusa del adjetivo ‘histórico', el debate sobre las retenciones en el Congreso fue colocado de inmediato en ese rango. Los mismos que una semana después iban a proyectar su odio de clase con toda una batería de desinformación contra la movilización piquetera que fue salvajemente reprimida por las órdenes de uno de los arquitectos de la represión en Puente Pueyrredón en junio de 2002; esos mismos no tuvieron reparo en calificar a la trasnochada de los diputados del pasado fin de semana como "una gran jornada de la democracia". Para variar, por una vez tuvieron razón, porque desde hace doscientos años lo único que atrae el interés parlamentario en el Río de la Plata es la pelea de intereses que tiene por eje la explotación y el comercio agropecuarios. Los derechos de exportación motivaron incluso una convocatoria constituyente, en 1867, que fue frustrada por la guerra con Paraguay. De cualquier manera, para retomar un tema de moda, entre los reclamos de la Comisión de Enlace y la izquierda sojera, de un lado, y la Representación de los Hacendados de Mariano Moreno, del otro, media una distancia igual a la que separa a la tragedia de la farsa. Lo mismo se puede decir de las carpas de De Angeli y de los piquetruchos K, por un lado, y la Jabonería de Vieytes, por el otro.
Pulseada por un botín
Cuando se pasa en limpio la discusión en el Congreso se percibe, sin embargo, que todo giró en torno a un tema excluyente: las 30 millones de toneladas que la patronal sojera tiene retenidas en sus silos-bolsa para forzar al gobierno a redituar por ellas un mejor precio (bajar las retenciones). Para quebrar este acaparamiento, que provocó desabastecimiento y perjuicios comerciales de todo tipo, el gobierno no recurrió a la Justicia ni a ningún otro medio coercitivo del Estado: prefirió el más modesto de proponer que la Resolución 125 se convierta en ley, aunque el procedimiento implicara otro mes de dilaciones. El proyecto busca ‘seducir' a los chacareros que explotan menos de 300 hectáreas con compensaciones equivalentes a retenciones iguales o inferiores a las que regían el 11 de marzo pasado, pero amenazándolos al mismo tiempo con un plazo de vencimiento, hasta el 31 de octubre próximo.
Por último, aunque no menos importante, el gobierno comenzó a operar para bajar la cotización del dólar con el propósito de perjudicar, por una parte, a quienes no envíen el grano para exportación, ya que recibirían menos pesos por dólar por la demora; y, por el otro, ofrecer a los que exporten la oportunidad de una ‘bicicleta financiera' que consiste en invertir ese dinero a elevadas tasas de interés en el mercado interno mientras aseguran un dólar para más adelante al mismo precio que el actual. Al lado de la crisis con el agro se ha construido al mismo tiempo una crisis financiera, pues ha obligado al Banco Central a endeudarse con el exterior.
Los restos destrozados de la bancada oficialista festejaron su victoria por un voto en el Congreso como lo hace la hinchada de un equipo que se salva del descenso. La diferencia por un pelo en Diputados se consiguió ‘adornando' a dos representantes de las patronales rionegrinas y persuadiendo a dos pequeño burgueses de Tierra del Fuego. Pero la ‘apretada' parlamentaria no parece dar resultados tangibles: el acaparamiento sigue. Los capitalistas chicos probablemente ya han vendido sus cosechas apremiados por necesidades financieras, aunque de todos modos no producen un volumen capaz de torcer el balance exportador. El chacarero Buzzi pidió extender las compensaciones para producciones de hasta 3.000 toneladas (entre 1.000 y 1.500 hectáreas), lo cual representa cerca de un 30 por ciento del producto sojero, la ‘clase media' capitalista del campo. En definitiva, lo único que está en discusión es el precio al cual podría desbloquearse o romperse el acaparamiento, y de ningún modo quién fija los impuestos (si el Ejecutivo o el Congreso), ni menos el federalismo. El chacarero de los Buzzi y los De Angeli explota, en forma directa o por alquiler, extensiones de un valor inmobiliario de 10-15 millones de dólares, hasta 50 millones; no es para nada un campesino pobre o familiar. Tampoco parece que los fondos financieros agrícolas se estén desprendiendo del grano (por eso sube el precio internacional), ni tampoco lo harían hasta que termine el trámite en el Senado. Nadie se va apresurar a vender la cosecha, porque podría provocar un derrumbe de los precios. Si ése llegara a ser el caso, Argentina volvería a su historial de detonadora de crisis internacionales: los especuladores están apostando todavía a la suba de los precios, no a la baja.
Crece la crisis política
Una diferencia de 70 dólares por tonelada (esta es la distancia entre el 35% de retenciones que quiere el agro y el 47% del gobierno) para 30 millones de toneladas (2100 millones de dólares) alcanza y sobra para romper las tripas del Congreso más pintado. Por eso, la pelea en el Senado se puso tensa a pesar de la holgada mayoría con que debería contar el oficialismo. Si la hacienda de la Colonia pudo justificar un movimiento de independencia de España, la ‘chacra' del capital financiero bien puede buscar un cataclismo gubernamental. Es que progresivamente se han sumado al ‘campo' los monopolios petroleros y los de la electricidad, que reclaman descongelar tarifas y reducir retenciones a la exportación. El chubutense Das Neves se ha convertido en el mascarón de proa de las petroleras. Se acaba, de esta manera, el verso de la izquierda campestre que ponía en campos diferentes y hasta enfrentados a los intereses sojeros y petroleros. La noticia de una intervención estatal en Aerolíneas, que prácticamente está operando sin capital, pondría fin al crítico idilio del gobierno con el capital financiero español.
El acaparamiento no se manifiesta solamente en los silos-bolsas: los especialistas señalan una liquidación de divisas menor de la que correspondería por 6.000 millones de dólares. Entre esto y la compra interna, la fuga de capitales ya estaría llegando a los 10.000 millones de dólares.
El matrimonio presidencial se comportó como un régimen parlamentario cuando mandó la resolución de las retenciones al Congreso, de modo que un voto desfavorable lo habría privado del mandato político y obligado a renunciar o a llamar a un plebiscito. La votación estrecha en Diputados no ha dejado ningún margen para nuevos compromisos en el Senado. Pero aun si pasa la prueba del Senado, el gobierno tampoco las tendría todas con él porque aún le quedaría como tarea normalizar la situación económica. Una de dos: o rompe con el acaparamiento del grano, incrementa las exportaciones y ‘tranquiliza' el mercado de cambios; o el acaparamiento sigue y la batalla se va a dar en el terreno preferido para voltear gobiernos: la compra y venta de dólares. La crisis política no se ha atenuado luego del voto ‘histórico' en Diputados, todo lo contrario.
Las entidades patronales del campo han llamado a una marcha para el martes que viene y a un acampe hasta que se vote en el Senado, pero no está claro si lo hacen para acatar lo que se vote o para seguir a como sea. En cualquier caso se trata de una acción golpista a la cual se presta el propio gobierno, pues una derrota parlamentaria del gobierno, repetimos, plantearía su renuncia o un plebiscito. Pero mientras el capital sojero sigue en erupción, el gobierno, por su lado, demora el anuncio de las medidas que le atribuye la prensa para remontar la cuesta de la impopularidad: subir el mínimo no imponible al salario, aumentar el salario mínimo y establecer la movilidad de las jubilaciones. El kirchnerismo parece que estuviera actuando y al ex presidente se lo describe como un hiper-activo, pero en realidad lo domina el inmovilismo. Barrionuevo no se fue de la CGT para montar una central paralela, no le da para tanto: es una apuesta al golpe agrario y a ganar a la mayor parte de los ‘gordos' que han preferido, llegado el momento, dar el golpe desde adentro.
Ruralistas sí; obreros y piqueteros no
La crisis política se encuentra en pleno desarrollo. Cuando el lunes pasado un conjunto de organizaciones piqueteras se movilizaron con un planteo independiente de los bandos capitalistas en pugna, el Ministerio de Seguridad de la señora Kirchner lo hizo reprimir sin miramientos. Fue lo más importante de la semana, porque mostró que el ‘matrimonio' mantiene expectativas de compromiso con los sojeros, pero no quiere ninguno con los trabajadores que le cuestionan a sus burócratas en el movimiento obrero. Algún mequetrefe del oficialismo dijo que la movilización del lunes había sido ‘funcional' a la oposición agraria, sin darse cuenta que hace tres meses que esa patronal acapara mercadería con la complicidad criminal del gobierno, o que el gobierno está premiando con tasas usurarias y un dólar futuro bajo una colosal especulación financiera en beneficio de los exportadores que necesitan liquidar sus dólares en el mercado interno.
Llamamos a los trabajadores a reunirse en sus lugares de trabajo y en sus barrios para fijar una posición sobre la crisis que les permita movilizarse con objetivos propios. Todas las clases sociales están condicionadas por esta crisis, también la clase obrera; la necesidad de nuevas luchas se encuentra bloqueada por la confusión que reina en las filas de los trabajadores. Es necesaria una resuelta oposición a la movilización sojera, porque es una movilización patronal, una movilización de explotadores, una movilización que defiende una estructura social agraria de superexplotación del obrero rural y al servicio del capital financiero internacional; ningún campesino familiar puede verse reflejado en estos intereses y, efectivamente, ninguno de ellos lo hace. Es necesaria, asimismo, una resuelta oposición al gobierno, que también representa los intereses del capital financiero-minero-industrial nacional e internacional; ningún sector nacional puede coincidir con un régimen que gobierna para Techint, el Banco Macro, Aluar o hasta la Aceitera General Deheza, Bunge y Born o Dreyfuss. El choque actual se desarrolla al interior de esta estructura social capitalista como consecuencia de una crisis de conjunto del capital internacional, que se manifiesta en quiebras bancarias e industriales, desalojos y despidos masivos, inflación creciente, carestía alimentaria y crisis en las finanzas públicas. No es una consecuencia de que no saben qué hacer con "la abundancia" o porque sean incapaces de ver "las nuevas oportunidades": el conjunto del mundo capitalista se mueve en la dirección de la recesión y del colapso económico. En oposición a esta crisis capitalista planteamos la nacionalización de la banca, del comercio exterior y de los grandes capitales agrarios y terratenientes, y el no pago de la deuda externa para reorganizar al país y al campo sobre nuevas bases sociales.
Un método
No es posible y, peor, es muy negativo escamotear una posición frente a la crisis política con planteos reivindicativos aunque sean justos, por la simple razón de que no hay espacio para luchar por estos planteos sin una posición determinada frente a la crisis política: contra la patronal ruralista y el gobierno capitalista. Frente a la disgregación de la clase capitalista; frente a la tendencia de esta clase a reagrupar fuerzas con el bloque patronal rural debido a los fracasos y al inmovilismo del gobierno, frente a la tendencia marcada a la desestabilización política y a la conspiración, planteamos una movilización independiente de los bandos patronales:Basta de desgobiernos patronales; abajo los golpes y autogolpes de Estado; promovamos la deliberación obrera y popular; por una alternativa obrera y socialista.

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