"La idea de bombardear la ceremonia de graduación de la promoción de la policía de Gaza fue criticada internamente meses antes del ataque", informa el diario israelí Haaretz (22/1). Según "fuentes militares involucradas en la preparación del ataque" citadas por ese diario, los oficiales de la inteligencia militar presionaban para que la operación se llevara a cabo, pero la "división de ley internacional" y el abogado militar general estaban en serias dudas acerca de la "legalidad" de tal acción. Después de varios meses de presiones, los abogados del Ejército israelí dieron el "visto bueno". En el ataque aéreo contra la escuela de policía, que se produjo en las primeras horas de la operación contra Gaza, murieron decenas de civiles palestinos.
La información, que cita extensamente "fuentes militares", pone en evidencia la prolongada y cuidadosa preparación de la operación (lo que vuelve a desmentir que se tratara de una ‘respuesta' al lanzamiento de cohetes artesanales desde Gaza). Pero, por sobre todo, echa luz sobre el carácter de la operación: desde el mismo principio, los planificadores militares eran plenamente concientes de que preparaban una masacre.
Así, la "división legal" legitimó el bombardeo de edificios gubernamentales no militares y la "relajación de las reglas de operaciones, que tuvieron como resultado numerosas víctimas palestinas" (ídem). Esto incluye, por ejemplo, la autorización para el bombardeo de escuelas y depósitos de alimentos (incluso de la ONU) con la excusa de que Hamas escondía allí armas y combatientes.
Los abogados del Ejército israelí legitimaron el bombardeo de áreas ocupadas por civiles: "En la medida de lo posible y bajo las circunstancias dadas, la población civil en un área que es un blanco debe ser advertida -explica el ‘anexo legal' de las órdenes de ataque- a menos que eso ponga en peligro la operación o las fuerzas" (ídem). En resumen: el bombardeo de casas habitadas por civiles, con advertencia previa o sin ella, fue legitimado por los abogados del Ejército israelí.
En un anexo de las órdenes operativas, dice Haaretz, los abogados del Ejército autorizaron el uso de municiones incendiarias aunque aconsejaron a los comandantes ser "cautelosos". El resultado fue una enorme cantidad de víctimas con quemaduras de extrema gravedad, "quemaduras que los doctores egipcios e iraquíes indentifican con el fósforo blanco" (Financial Times, 23/1).
A la larga preparación militar y de inteligencia de la operación, el Ejército sionista le agregó una larga preparación "legal", para encontrar los argumentos ‘jurídicos' que legitimaran el asesinato masivo de civiles y la utilización de armas prohibidas por las convenciones internacionales.
Es la misma "división legal" que ahora se encuentra trabajando a tiempo completo, con un equipo especial de juristas y diplomáticos, para impedir que los gobernantes de Israel, sus generales y sus comandantes de campo sean juzgados por los crímenes de guerra que cometieron.
La información, que cita extensamente "fuentes militares", pone en evidencia la prolongada y cuidadosa preparación de la operación (lo que vuelve a desmentir que se tratara de una ‘respuesta' al lanzamiento de cohetes artesanales desde Gaza). Pero, por sobre todo, echa luz sobre el carácter de la operación: desde el mismo principio, los planificadores militares eran plenamente concientes de que preparaban una masacre.
Así, la "división legal" legitimó el bombardeo de edificios gubernamentales no militares y la "relajación de las reglas de operaciones, que tuvieron como resultado numerosas víctimas palestinas" (ídem). Esto incluye, por ejemplo, la autorización para el bombardeo de escuelas y depósitos de alimentos (incluso de la ONU) con la excusa de que Hamas escondía allí armas y combatientes.
Los abogados del Ejército israelí legitimaron el bombardeo de áreas ocupadas por civiles: "En la medida de lo posible y bajo las circunstancias dadas, la población civil en un área que es un blanco debe ser advertida -explica el ‘anexo legal' de las órdenes de ataque- a menos que eso ponga en peligro la operación o las fuerzas" (ídem). En resumen: el bombardeo de casas habitadas por civiles, con advertencia previa o sin ella, fue legitimado por los abogados del Ejército israelí.
En un anexo de las órdenes operativas, dice Haaretz, los abogados del Ejército autorizaron el uso de municiones incendiarias aunque aconsejaron a los comandantes ser "cautelosos". El resultado fue una enorme cantidad de víctimas con quemaduras de extrema gravedad, "quemaduras que los doctores egipcios e iraquíes indentifican con el fósforo blanco" (Financial Times, 23/1).
A la larga preparación militar y de inteligencia de la operación, el Ejército sionista le agregó una larga preparación "legal", para encontrar los argumentos ‘jurídicos' que legitimaran el asesinato masivo de civiles y la utilización de armas prohibidas por las convenciones internacionales.
Es la misma "división legal" que ahora se encuentra trabajando a tiempo completo, con un equipo especial de juristas y diplomáticos, para impedir que los gobernantes de Israel, sus generales y sus comandantes de campo sean juzgados por los crímenes de guerra que cometieron.
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