domingo, 10 de agosto de 2008

La crisis ya no es solo Argentina...


Este análisis político ha sido publicado el domingo 10 de Agosto de 2008 en el diario Clarín. Y es la demostración clara de que la actual crisis es de carácter mundial.Esperamos su opinión al respecto.


Argentina y la crisis económica mundial


El Gobierno debe tomar medidas para contrarrestar las repercusiones del cimbronazo sobre nuestra sociedad.

La crisis económica mundial cumplió un año esta semana. Las consecuencias para la economía argentina han sido, hasta ahora, limitadas. Pero durante los próximos meses empezaremos a sufrir el impacto.La crisis se inicia en el mercado hipotecario norteamericano, golpea duramente las instituciones financieras más importantes de dicho país y produce una fuerte caída en la industria de la construcción y en los valores de las propiedades, que descienden un 16% en los últimos doce meses. Luego se extiende rápidamente a Europa, amenaza su sector financiero y genera preocupación en países como España, Gran Bretaña e Irlanda, que vivieron, durante los últimos años, exuberantes booms inmobiliarios y de la construcción.La respuesta de las autoridades de los países centrales al cimbronazo financiero fue rápida y contundente: una masiva infusión de liquidez para impedir una crisis de confianza en el sector financiero y minimizar las consecuencias de una previsible contracción del crédito sobre el empleo y la economía real.Durante una primera fase, la crisis se centró en los sectores financiero e inmobiliario, y sus repercusiones sobre los niveles generales de actividad económica fueron exiguas. El consumidor norteamericano y el europeo recortaron sus inversiones inmobiliarias, pero mantuvieron sus gastos de consumo.En ese contexto, las economías emergentes exportadoras de manufacturas y servicios (en particular China, Corea, India, México y otras naciones del este asiático) mantuvieron sus altas tasas de crecimiento e incrementaron la demanda y los precios de las materias primas que utilizan.Las restricciones a la exportación implementadas por la OPEP y por algunos productores de alimentos (entre ellos la Argentina), los subsidios al consumo de energía y alimentos que otorgan muchos países como Arabia Saudita, Argentina, China, la India, Rusia y Venezuela y, los programas de conversión de productos agrícolas en biocombustibles, también aportaron a la escalada de precios.Las economías emergentes exportadoras de dichas materias primas (entre otras Argentina, Brasil, Chile, Venezuela, Rusia y los países petroleros de Oriente Medio) se beneficiaron y siguieron creciendo con rapidez.Pero la crisis inmobiliaria y financiera en los países centrales aún no ha tocado fondo y sus consecuencias negativas se extienden gradualmente al sector real de la economía. La crisis ha entrado en una segunda fase. La contracción crediticia, la crisis inmobiliaria y la suba del petróleo arrastran las economías de los países centrales hacia el estancamiento. En los Estados Unidos, la retracción del consumidor afecta negativamente el crédito al consumo, que es particularmente importante en dicho país. El debilitamiento del consumidor pondrá en riesgo la solvencia de numerosos bancos locales y regionales que concentran su negocio financiero en los préstamos personales y la banca minorista. La caída de las Bolsas (aproximadamente del 20% desde su pico) y la contracción del crédito, auguran tiempos difíciles.En Europa, la inflación aumenta (empujada por las alzas del precio del petróleo) y el clima de negocios y los niveles de consumo están declinando. El enfriamiento de la economía europea parece inevitable, y los mercados financieros (tanto los mercados bursátiles que han caído aproximadamente el 25 por ciento desde su pico, como la curva de las tasas de interés) pronostican una caída de la actividad. La crisis se extenderá lenta pero inexorablemente a las grandes economías emergentes, en particular a China, la India y demás economías exportadoras del Sudeste Asiático. El desplome en los mercados bursátiles de dichos países durante los últimos meses (entre el 30% y el 40%) presagia un horizonte económico complicado.Dicha desaceleración, sumada al enfriamiento de las economías más desarrolladas, producirá una declinación en la demanda de los "commodities", lo que inevitablemente producirá una caída en sus precios. Las nuevas medidas tendientes a la gradual supresión de los subsidios al consumo de energía y alimentos en numerosas economías (entre otras la Argentina, China y la India) incrementarán los precios y, con el tiempo reducirán la demanda.La magnitud de la caída en cada producto dependerá de las características de la oferta y la demanda en cada mercado. Realizar pronósticos es complicado porque eventos impredecibles, como el clima en el caso de los alimentos, los conflictos militares en el caso del petróleo y las huelgas en el caso de la minería, pueden diferir en el tiempo los efectos del enfriamiento de la economía mundial.En el caso de nuestro país, ya hay indicios de desaceleración en la economía, caídas en los niveles de inversión productiva, aumentos en el "riesgo país" (uno de los más altos del mundo) y dolarización de los portafolios en un contexto donde el Gobierno no recuperó el acceso al mercado internacional de capitales.La alta inflación, el desmesurado aumento del gasto público durante los últimos dos años, el rezago creciente del tipo de cambio real y el monto abultado de subsidios otorgados por el Gobierno para compensar los atrasos en las tarifas de los servicios públicos y las distorsiones creadas por el control de precios, nos presentan un ramillete de complejos desafíos.La previsible caída en los precios de nuestras exportaciones de alimentos, gas y petróleo y "commodities" industriales (acero, cobre y aluminio) impactará negativamente la balanza comercial y resentirá las cuentas públicas, que dependen casi exclusivamente de las retenciones a las exportaciones para mantener su equilibrio.El Gobierno debe tomar las medidas necesarias para impedir que las predecibles repercusiones de la crisis mundial sobre nuestra economía se transformen en una nueva y dolorosa crisis económica y social. Emparchar las políticas actuales no es suficiente. Modificar las políticas en curso y adaptarse a las nuevas circunstancias no es una demostración de debilidad sino de previsibilidad y patriotismo.

1 comentario:

Marcos Fernandez dijo...

Hola
He creado un grupillo en Facebook sobre este temilla de la crisis.

Que como dicen que no hay mal que por bien no venga.... ¡¡¡bendita crisis !!!

Aquí van un aperitivo que dejé en el Wall: http://www.facebook.com/group.php?gid=52415538559

Los españoles se ahorraron 1.910 euros por vehículo en 2008
Si es que al final lo de la crisis va a estar bien y todo ¿o a quien no le gusta ahorrarse unas pesetas?
http://www.elmundo.es/mundodinero/2009/02/19/economia/1235036890.html

Aunque para dinerillo, dinerillo... el que cobran algunos a fin de año.....
Ignacio Sánchez Galán, Presidente de Iberdrola, ganó en 2008 un salario de 6,3 millones de euros, un 44% más que el pasado año, y con complementos llegó a modesta cifra de 10,23 millones de euros.
http://www.elmundo.es/mundodinero/2009/02/18/economia/1234955538.html
Vamos que se podía invitar a unas cañitas.

Aunque desde luego, los que van a disfrutar de lo lindo de la crisis... son los alemanes
Pero cuando digo disfrutar... digo disfrutar....
http://www.elmundo.es/mundodinero/2009/02/16/economia/1234809966.html

Pues nada, que aproveche !!!